¿Para qué sirve una república?

Foto: elTOQUE.

¿Para qué sirve una república?

20 / mayo / 2024

La frase «nos ha caído un 20 de mayo encima» o «esto ha sido un 20 de mayo» denota lo contradictoria que fue y ha sido para la cultura cubana, incluida la cultura política, la instauración de la república ese día de mayo de 1902.

La discusión nacional sobre el valor de la república, incluso de una república lastrada por la Enmienda Platt, ha quedado sobre la mesa en Cuba durante más de 100 años. Las preguntas se mantienen.

¿La fundación de una república vigilada y controlada por Estados Unidos de América fue una victoria de los independentistas y de los mambises entonces licenciados bajo el orden de la paz?

¿Era posible desmarcarse de las mediaciones estadounidenses después de la intervención y del Gobierno militar establecido en Cuba desde 1898?

¿Se podía aspirar a una república libre con una presencia tan absorbente como la estadounidense desde 1902?

¿Es posible celebrar la república que comenzó legalmente el 20 de mayo de 1902 con Enmienda Platt?

La república era una larga reivindicación de una parte importante del pueblo cubano, sobre todo de la que creyó, trabajó y peleó desde y con las ideas independentistas.

Pero el republicanismo no había sido privativo del independentismo cubano. También desde posturas autonomistas o reformistas se aspiraba a la república como forma idónea para el desarrollo que se deseaba para Cuba en los primeros años del siglo XX y como organización política de ciudadanos y no de súbditos.

En la expansión de las ideas republicanas en Cuba fue determinante la Revolución de las 13 colonias y el nacimiento de Estados Unidos de América como república federal y presidencialista; la Revolución Francesa y la Revolución de Haití; y después el establecimiento de las repúblicas independientes en América Latina que se adelantaron a Cuba en esos procesos por varias décadas.

Existieron en la isla proyectos constitucionales republicanos mucho antes del inicio de la Guerra de Independencia y el Ejército Libertador instauró en los territorios liberados por él desde 1868 —y sobre todo después de la proclamación de la Constitución de Guáimaro— la República de Cuba en Armas, con una copiosa legislación producida por los órganos legislativos creados por las Constituciones mambisas de 1869, 1895 y 1897.

El ideario republicano de José Martí es uno de sus legados históricos más importantes. Muchos intelectuales han argumentado, desde diversos saberes científicos, que el proyecto de república de Martí es un pendiente de la cultura cubana y una necesidad en la búsqueda del bienestar del pueblo de la isla. Bienestar en democracia, legalidad, pluralismo político y respeto por los derechos inherentes al ser humano.

El republicanismo y, por lo tanto, la república, son ganancias de la cultura y la historia de Cuba y parece absurdo no tener claridad de sus condiciones, características básicas, formas de organización y Gobierno, formas de regulación y protección.

Cuba ha tenido república beligerante desde 1869 o desde antes en los núcleos de conspiración y pensamiento que aspiraban a trascender la relación colonial con España hacia un orden político alternativo. Hubo república nacional y constitucional desde 1902. Hay una tradición constitucional republicana con su punto más alto de creación e imaginación política jurídica en la Constitución de 1940 y hubo repúblicas por la Ley Fundamental de 1959, la Constitución de 1976 y la Constitución vigente de 2019.

Para los cubanos y cubanas, luchar por la república es una experiencia de casi dos siglos y vivir en república, en la manigua o en la seguridad de la ley nacional es un hecho de más de 150 años. No hay nadie vivo hoy que se llame cubano o cubana que haya experimentado otra forma de Gobierno y de organización política distinta a la republicana.

La república, como aspiración o como práctica institucional que enmarca la experiencia ciudadana de los cubanos, se puede considerar un elemento de la identidad nacional porque no se concibe la vida en sociedad política, sino en república.

La historia de las repúblicas es muy larga, desde la expulsión de los reyes etruscos del poder político en Roma antigua (varios siglos antes de nuestra era) y la fundación de un orden basado en la creación popular de la ley; la elección popular de magistrados que conformaban cargos colegiados; la posibilidad de hacer equitativo el derecho por medio de la adaptación del derecho civil estricto de vieja usanza aristocrática a las nuevas condiciones de la sociedad romana; la consideración del papel imprescindible de los juristas para explicar el derecho y convertirlo en principios y reglas; la creación de magistraturas extraordinarias para defender la república de los peligros inminentes; la organización de los municipios como formas de micro repúblicas y la república misma como una federación de municipios; la organización de la república mediante la forma jurídica del contrato de sociedad y la fraternidad como la sustancia de ese contrato y sobre todo la existencia del Tribunado de la Plebe (magistratura plebeya que significó el equilibrio entre las autoridades de los magistrados y los senadores y la voluntad del pueblo, con el rasgo esencial de ser una magistratura que no podía hacer nada, pero que podía impedirlo todo).

En el medioevo existieron repúblicas aristocráticas, en la modernidad han existido repúblicas oligárquicas. La existencia de la república no garantiza, de por sí, la democracia. Una república puede considerarse una forma de Gobierno distinta a la monarquía porque en ella el soberano no es un rey o reina y porque los principales cargos políticos e instituciones de Gobierno son resultado de elecciones populares o en el peor de los casos de elecciones indirectas.

En cambio, hoy es posible defender y establecer constitucionalmente monarquías que se llaman democráticas —cuestión que en la antigüedad y en el medioevo y hasta bien entrada la modernidad era imposible de argumentarse porque la monarquía se consideraba una forma de Gobierno distinta por completo a la democracia— con otras aspiraciones y valores, con otras necesidades y pilares.

Las formas mixtas de Gobierno proliferan hoy. En Gobiernos republicanos se ven sistemas parlamentarios y presidencialistas. En Gobiernos monárquicos se observan poderes absolutos, pero también formas parlamentarias o constitucionales que conviven con la corona.

Pero una república debe tener unos mínimos que permitan distinguirla, identificarla, regularla y defenderla. Si la república no tiene elecciones populares o el pueblo no decide nada realmente o si los sistemas electorales están diseñados para que el pueblo escenifique la participación, pero no defina nada, se está ante una república aristocrática o ante una forma autoritaria y antidemocrática de república.

Si los cargos públicos de la república no pueden ser controlados por la ciudadanía y escapan a los controles que deberían brotar de la ley, se está ante una república falsificada o debilitada.

Si en la república no hay alternancia política ni aspiración democrática, se está ante una república sospechosa porque la alternancia era un rasgo hasta en las repúblicas de los mejores elegidos que existieron en algunas ciudades medievales.

Una república en la que sea legal y tenga derecho a expresarse una sola ideología no es una república verdadera y menos una que se llame democrática y que señale a José Martí de referencia moral y política.

La república democrática no existe sin soberanía popular y la soberanía debe expresarse en acciones positivas de la ciudadanía que debe ejercer sus derechos públicos y privados. Los públicos serían, entre otros, los de elegir a sus mandatarios, ser electos para cargos políticos y administrativos, proponer leyes, pedir cuentas de las funciones de Gobierno. Los derechos privados incluyen la libertad de empresa y contratación, la libertad de realizar actos jurídicos y de formar una familia, el derecho a testar y a heredar y un sinnúmero más.

Pero la soberanía popular también debe expresarse en prácticas negativas, defensivas, que garanticen la conservación del poder y el no regreso de la monarquía o de la tiranía corruptora de la república.

El llamado poder negativo del pueblo puede mostrarse de forma directa, sin intermediarios, con los derechos de huelga política, resistencia, exilio y secesión.

El poder negativo indirecto consiste en la elección de una magistratura que tenga el derecho de veto sobre las decisiones de Gobierno contrarias a los intereses populares, que proteja los derechos de las personas mediante su auxilio, que pueda convocar a la ciudadanía y que tenga iniciativa legislativa.

Si la república no prevé formas de ejercicio positivo de la soberanía popular y no prevé formas de ejercicio del poder negativo directo e indirecto, se está ante una república sin médula republicana y con tendencia a la proliferación de formas antidemocráticas de régimen político, autoritarias, tiránicas e inamovibles.

Por lo tanto, no basta con vivir en una república nominal. Es necesario vivir en una república coherente con los mínimos republicanos en el peor de los casos o respetuosa de la organización política y jurídica que garantice un Gobierno diferente del reino y con normas y prácticas e instituciones que aseguren el poder real del pueblo.

Por ahora, en Cuba, la república debe servir para saber qué se puede reclamar, qué tipo de Estado debería ser, qué tipos de derechos se deberían ejercer, qué tipo de normas e instituciones deberían existir, qué tipo de municipios deberían diseñarse, a qué tipo de democracia se podría aspirar.

En Cuba, todavía toca luchar por la república, pero al menos sabemos que la queremos, que nos servirá y que será un objetivo político constante.

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Guillermo Ávila Bosch

Nuestra República de 1902, fue capaz, en sólo 38 años, de sacudirse de la Enmienda Platt, sobreponerse al legado de 400 años de monarquía y casi medio siglo de guerras, superar crisis y derrotar tiranos. Para 1940, ya fue, esa República, capaz de producir una Constitución tan joven y prometedora como ella misma. La República podía derrotar más tiranos, superar nuevas crisis y seguir creciendo, le faltaba tiempo, madurar, pero nos fue secuestrada, y luego prometida, más no devuelta y se gozaron en sus errores y defectos, la criticaron, la atacaron, la mancillaron y nos convencieron de que la Revolución era República pero sin sus males y aún mejor y superior a la República, y que tendríamos República Socialista, que era la República soñada. Y no tuvimos Enmienda Platt, pero si instalaciones de armas nucleares soviéticas y los viejos males fueron relevados por males nuevos y vinieron los errores y las tendencias negativas y los fracasos de la Revolución y su modelo de República Socialista, y luego los procesos para rectificarlos, largos, interminables, infinitos, inútiles. Aquella República joven ha ido muriendo de vieja sin haber crecido, la otra República, la prometida, se ha ido diluyendo en la soberbia y el egoísmo de sus profetas, en odios viejos y nuevos, en los mares del Estrecho de la Florida, en la frontera norte de México, en cualquier geografía más allá de la miseria, en los jubilados sin esperanzas y peor aún, en las esperanzas jubiladas a destiempo, por fatigas y por miedos, se diluye en rencores y amenazas, las viejas, las de siempre y otras nuevas y peores, se diluye en nuestras cárceles y en nuestros campos, en las fábricas cerradas y en las calles destruidas, lo que quede de República, no le sostiene la mirada al rostro triste de nuestras madres.

Ateo

Aquella pseudo República lo tuvo todo para ser prospera; el dinero de USA estaba en cada centímetro de esta isla, hasta los mafiosos americanos estaban haciendo dinero a la cara con la complicidad de los gobiernos de turnos. En fin, eso no iba a llegar a nada. No voy a hacer una apología de la Revolución cubana pero mientras exista una guerra económica contra ella de la potencia económica que jamás haya existido, y por demás, vecino de solo 90 millas no me permito muchas críticas a su modelo...y por último: así que "solo 38 años para quitarnos la enmienda Platt" , un engendro que nunca debió existir....jjjjj....a ustedes el anexionismo les corre por las venas aunque se disfracen de republicanos....

Guillermo Ávila

Saludos Ateo. Yo sí me permito las críticas a nuestro ¿modelo?. Me las permito con la legitimidad del que se sabe parte y resultado del mismo, me las permito porque a pesar de todo, sigo viviendo y trabajando en Cuba, me las permito porque ... "criticar no es morder, es señalar con noble dedo el lunar y desvanecer, con mano piadosa, la sombra que oscurece la obra bella." Esa obra bella es nuestra patria, y lo puede ser nuestra República y lo puede ser, incluso, el socialismo. Pero ahora mismo, nuestro ¿modelo? tiene poco de bello y mucho de sombras. No soy anexiosta, jamás lo sería..." la pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra"... el anexionismo parece correrle por las venas a los que andan por la remota eurasia, rogando por una Enmienda Platt eslava, una enmienda Plattchosky, sería, como dudosa solución, y de seguro, excesivamente onerosa, para los tantos problemas que tenemos. Te confirmo mis saludos y el más absoluto respeto a tus criterios.
Guillermo Ávila
Ateo

Sanson

Si tuvimos enmiendas a trocha y mocha. No Platt, pero muchas enmiendas cómo , por ejemplo, esa de poner en la "Constitución" (para llamarle de alguna forma a eso que tomo a castro mas de 15 años después de aterrizar en el asiento dejado por Batista )el nombre de un país extraño, en este caso la URSS como acto indigno de supeditación y vasallaje. Todo para poner su despistado papelucho con lo fácil que hubiera sido restaurar aquella CONSTITUCION , la del 40, por las que muchos cubanos se inmolaron.
Sanson
Guillermo Ávila Bosch

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