Fortalezas

Ilustración: Herbert

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—Pipo, apúrate, ¡van a hablar en la televisión sobre «los delitos económicos, qué son y como impactan sobre el desarrollo de nuestro país»!

—Ah, porque nuestro país se desarrolla.

—No seas tan exigente, que aún no hemos arribado al 2030. Recuerda que se necesitan no menos de setenta años, algo así como lo que duró la URSS, para llegar a ser prósperos y sostenibles.

—Allá tú si puedes sostenerte en la sala todo el tiempo que dura ese programa.

—Mira, están presentes la jefa de la Dirección de Atención del Sistema Nacional de Auditoría y Planificación en la Contraloría General de la República, una fiscal de la Fiscalía General de la República y un magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo Popular. ¡Eso es que van a hablar de lo que pasó con Gil!

—¿Y quién te dijo que al exministro de Economía le pasó algo? Basta que un funcionario deposite algún que otro millón de dólares en una cuenta en el extranjero para que enseguida la gente crea que estamos ante un caso de corrupción. Recuerda que nuestros dirigentes lo que cometen son errores.

—Debes tener razón. Si «los delitos económicos son aquellas conductas o hechos que cometen los ciudadanos y que van a atacar, que van en contra o que van a afectar la producción»…

—…es imposible entonces que ocurran en un país donde no se produce prácticamente nada.

—«Van a aparecer asociados a defraudar el patrimonio». Y a defraudarnos a nosotros, ¿eh, Pipo?

—A mí Gil nunca me defraudó. Siempre dije que ese tipo era un fraude.

—Qué chiste más bueno. El tuyo no: la locutora acaba de preguntar si son frecuentes los delitos económicos en Cuba. Le han respondido que «el delito económico no está generalizado». 

—Quizás quieran decir que a los generales no les hace falta cometer delitos económicos.

—«Que existe, existe. No lo podemos negar, porque la población lo conoce. Estuviéramos engañándonos nosotros mismos. Pero es algo que el pueblo tiene que tener la tranquilidad de que se enfrenta desde cada uno de los órganos e instituciones que tienen que dar respuesta a esto».

—Y que casi nunca la dan porque están igual de implicados.

—Esto está mejor: «Lo que ocurre en Cuba no tiene nada que ver con lo que sucede en el mundo, porque, a diferencia de otras realidades, nosotros contamos con un sistema de control interno que permite que el delito económico no ocurra, pues tiene sus fortalezas».

—La de la Fuerza, la de La Punta…

—«La Constitución viene siendo la plataforma que le sirve al resto de las legislaciones para poder desarrollar este tema. La Ley de Proceso Penal y el Código Penal nos dan la cobertura para el enfrentamiento a estos delitos. Los tribunales, a partir de esas legislaciones, tramitan los casos una vez que el expediente está completo».

—El de Gil debe ser muy grueso como para que aún no esté completo.

—El pobre, seguro que tenía más de un depósito en bancos extranjeros. No es fácil llevar tantas cuentas.

—Si por una a Aldana lo mandaron castigado para Topes de Collantes, a Alejandro lo deben tener encerrado en algún hotel de la cayería norte.

—Así debe ser. Una debilidad como esa no puede quedar impune. Según lo que deja explícito el programa, a la cárcel hay que enviar sobre todo «a los que, como modus operandi, adulteran normas de elaboración de alimentos destinados a un fin social, a los que desvían materias primas de una fábrica, a los que hacen un uso indebido de la contabilidad para enmascarar determinados faltantes, a los que falsifican documentos…».

 —Que al final son dirigidos y controlados por individuos como Gil.

—«Evitar el delito económico es sencillo: que cada directivo, cada trabajador, cada funcionario en su puesto de trabajo cumpla con lo que está establecido. Hay que trabajar con los valores».

—Para abrir cuentas en bancos extranjeros se precisa trabajar con valores.

—Pipo, eso me deja pensando: ¿no es más fácil eliminar el principal delito económico que se comete, que es que el plustrabajo de que se apropia el Estado es muchísimo más alto que la plusvalía del capitalismo que la Revolución juró abolir?

—¿Y qué tú quieres? ¿Que después de todo lo que se sacrifican, a los dirigentes no les quede un extra?

—Ay, no exageres. Ese caudal se invierte en programas sociales. Mira lo que han hecho con la telefonía móvil.

—Será difícil a partir de hoy juzgar a alguien por desfalcar más de diez mil pesos. Dice la jefa comercial de Etecsa que lo que va de 360 a 11760 es «un poquito de dinero».



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