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El huracán Melissa, de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, azotó el oriente de Cuba con fuertes lluvias, inundaciones y deslizamientos de tierra, según reportes oficiales preliminares. El fenómeno tocó tierra en un punto del municipio Guamá, Santiago de Cuba, en la madrugada del miércoles 29 de octubre. Desde primeras horas de la mañana, reportes ciudadanos y de la prensa oficialista han dado cuenta de los daños ocasionados por el ciclón.
El huracán Melissa se fortalece y entrará por la zona oriental de Cuba como un fenómeno de categoría 3 o 4. Algunos de los radares cubanos de la región operados por el Instituto de Meteorología están desactivados para consultas ciudadanas.
La muerte de siete personas por las inundaciones causadas por el huracán Oscar en Guantánamo y las fallas de comunicación tras el apagón masivo, son también un reflejo del colapso del Estado cubano.
Cuba enfrenta una intensa sequía a pesar de las intensas lluvias en la zona oriental del país. Las inversiones en el sistema hidráulico no van a la par con la difícil situación con el abasto de agua.
La sequía meteorológica que azota a Cuba se suma a otras tantas carencias que engloban la crisis sistémica en la que se encuentra el país. En este caso, el agravante es mayor porque el agua constituye un recurso vital e imprescindible para el ser humano.
Los derrumbes parciales y totales ocasionados por las intensas lluvias han provocado la evacuación de varios cubanos. Mientras, otros temen que un nuevo temporal destroce sus viviendas en mal estado.
Calles desbordadas, personas bajo la lluvia, casas e instituciones inundadas y hasta la ruptura del puente de Zaza fueron captados por los ciudadanos y compartidas en redes sociales. Aquí agrupamos algunas de esas miradas.
En días de lluvia, de vientos y de huracán, las aguas invaden todo.
Puedo imaginarlo perfectamente: ese mundo futuro en el que no pagaremos con sal, petróleo, billetes o bitcoins, sino exclusivamente con agua.
No es para espantarse; hemos sobrevivido a los huracanes, terremotos y rayos durante siglos… podemos sobrevivir a un rayo
lluvias

El huracán Melissa, de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, azotó el oriente de Cuba con fuertes lluvias, inundaciones y deslizamientos de tierra, según reportes oficiales preliminares. El fenómeno tocó tierra en un punto del municipio Guamá, Santiago de Cuba, en la madrugada del miércoles 29 de octubre. Desde primeras horas de la mañana, reportes ciudadanos y de la prensa oficialista han dado cuenta de los daños ocasionados por el ciclón.
El huracán Melissa se fortalece y entrará por la zona oriental de Cuba como un fenómeno de categoría 3 o 4. Algunos de los radares cubanos de la región operados por el Instituto de Meteorología están desactivados para consultas ciudadanas.
La sequía meteorológica que azota a Cuba se suma a otras tantas carencias que engloban la crisis sistémica en la que se encuentra el país. En este caso, el agravante es mayor porque el agua constituye un recurso vital e imprescindible para el ser humano.
No es para espantarse; hemos sobrevivido a los huracanes, terremotos y rayos durante siglos… podemos sobrevivir a un rayo
La muerte de siete personas por las inundaciones causadas por el huracán Oscar en Guantánamo y las fallas de comunicación tras el apagón masivo, son también un reflejo del colapso del Estado cubano.
Los derrumbes parciales y totales ocasionados por las intensas lluvias han provocado la evacuación de varios cubanos. Mientras, otros temen que un nuevo temporal destroce sus viviendas en mal estado.
En días de lluvia, de vientos y de huracán, las aguas invaden todo.
Cuba enfrenta una intensa sequía a pesar de las intensas lluvias en la zona oriental del país. Las inversiones en el sistema hidráulico no van a la par con la difícil situación con el abasto de agua.
Calles desbordadas, personas bajo la lluvia, casas e instituciones inundadas y hasta la ruptura del puente de Zaza fueron captados por los ciudadanos y compartidas en redes sociales. Aquí agrupamos algunas de esas miradas.
Puedo imaginarlo perfectamente: ese mundo futuro en el que no pagaremos con sal, petróleo, billetes o bitcoins, sino exclusivamente con agua.









