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Foto: Ella Fernández
Del sueño americano al limbo en México: La encrucijada de un emigrante cubano tras el cierre de CBP One
6 / febrero / 2025
El 25 de marzo de 2024, Yasmani Aguilera dejó su hogar en Cuba. La decisión de emigrar no fue una opción, sino una necesidad. A punto de entrar a Estados Unidos, el sueño de cruzar legalmente quedó en pedazos. Su cita de CBP One fue cancelada. Ahora, en suelo mexicano, intenta rearmar su vida. Como él, cientos de cubanos buscan cómo sobreponerse al nuevo contexto migratorio y regularizar su estatus en un país saturado por la emigración. Para ellos volver a la isla no es una opción.
Yasmani es barbero, pero su talento con las tijeras no fue suficiente para huir de la precariedad. Un vuelo directo a Nicaragua, una de las pocas rutas abiertas para los cubanos que buscan escapar, lo depositaría en tierra centroamericana. Allí, un coyote ―previamente acordado desde La Habana― lo esperaba. El trato era claro: cada tramo tenía un precio. Nicaragua, Honduras, Guatemala, y finalmente, México.
Todas las noches que pasó en los refugios clandestinos se convirtieron en un recordatorio de la fragilidad de su situación. «El tramo más peligroso es cuando entras a México y vas hacia el centro», recuerda Yasmani. La violencia de los carteles, las redadas migratorias, los secuestros: cruzar México no era simplemente un paso más en el trayecto, sino una prueba de supervivencia.
A pesar de los peligros de la ruta, Yasmani considera que tuvo suerte. «No pasamos ningún susto, pero otras personas sí», dice, consciente de que cada historia de migración es distinta. Para algunos, el viaje es un infierno; para otros, una larga espera. Durante un mes, durmió en casas improvisadas, en hoteles modestos cuando el dinero alcanzaba, y en estaciones de autobuses donde el cansancio vencía al miedo. Finalmente, llegó a la Ciudad de México, donde comenzaría un nuevo capítulo en su historia de resistencia.
Construir una vida en la espera
Después de llegar a la capital mexicana, Yasmani tuvo la suerte de poder rentar un cuarto. Según cuenta a elTOQUE, encontró trabajo un día después, gracias a la recomendación de la propietaria de la vivienda alquilada. Un matadero de pollos le garantizó un sueldo de 2 500 pesos semanales, suficiente para sobrevivir, ahorrar y enviar dinero a su familia en Cuba. «Todo ese dinero me daba para mandar a Cuba, comer, sentarme y comprar mis máquinas», cuenta.
Tras seis meses en el matadero, decidió cambiar de rumbo. Con lo ahorrado, rentó un pequeño local con la intención de montar su propia barbería y vivir allí mismo. Un espacio dividido por cortinas sería su hogar y su negocio. Pero la idea nunca se materializó. «Nunca la puse en práctica», admite. Un problema personal ―una disputa con un hombre celoso― lo obligó a cambiar de domicilio. Fue una más de las muchas mudanzas forzadas que vendrían después.
La estabilidad es un lujo cuando se es migrante. Sin una residencia fija, sin papeles, sin un sistema que lo proteja, Yasmani tuvo que reinventarse una vez más. Mientras esperaba su cita con CBP One se mantuvo en movimiento, alternando trabajos temporales y habitaciones de renta temporal. A pesar de todo, el anhelo de establecer la barbería nunca se apagó. «Mi meta siempre ha sido abrir mi propio negocio, pero es difícil cuando no tienes estabilidad», confiesa. Su esperanza estaba en la frontera: Laredo, Texas, era su destino final. El 30 de enero de 2025, tras casi un año en México, su momento había llegado. Tendría su cita. Pero el sueño se desmoronó.
El cierre de CBP One: un golpe a miles de migrantes cubanos
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025, una de sus primeras acciones ejecutivas fue cancelar CBP One, la aplicación que permitía a migrantes en México gestionar citas para solicitar asilo en Estados Unidos. Para Yasmani, como para miles de cubanos y centroamericanos, la medida fue devastadora. «Ya estando cerca de la oportunidad de entrar, aparece Trump y cancela todas las citas», relata. Las autoridades mexicanas confirmaron que 30 000 migrantes quedaron varados en México tras el cierre de la aplicación.
Según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), más de 17 800 cubanos solicitaron asilo en México en 2024, convirtiéndolos en una de las comunidades migrantes más grandes del país. La cancelación de CBP One dejó a miles de personas sin alternativas claras. Quienes tenían una cita programada vieron sus expedientes congelados; quienes esperaban turno, perdieron la posibilidad de acceder a un proceso legal para entrar a Estados Unidos.
La administración Trump justificó la medida como parte de un esfuerzo mayor para frenar la migración irregular. Pero la realidad en el terreno fue otra: miles de migrantes quedaron atrapados en México, expuestos a la violencia, la explotación laboral y la incertidumbre. Algunos decidieron buscar alternativas en el sistema de refugio mexicano; otros, tomar rutas clandestinas hacia la frontera, exponiéndose al desierto y a los traficantes de personas.
Qué está pasando en México: ¿refugio demorado?
Los migrantes que buscan obtener la condición de refugiados deben acudir primero a la sede de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en Naucalpan, Estado de México. Este lugar registra un incremento significativo en el número de solicitantes, según reporta La Jornada. En esta web hay información precisa sobre el proceso de regularización en México.
Durante las primeras semanas de 2025, la cantidad de personas atendidas diariamente, tan solo en Naucalpan, pasó de 200 a 500, lo que también ha alargado el tiempo de espera. Ante esta situación, el horario de atención en las oficinas se amplió de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Debido al colapso en Comar algunos migrantes han implementado un sistema de listas y filas, según relataron algunos testigos a un medio local.
¿Cómo se realiza el proceso inicial? Primero los solicitantes deben llenar un formulario en el que detallan las razones por las cuales buscan refugio en México. Después deben acudir cada 10 días a la sede para firmar una constancia de permanencia, lo cual es un requisito para mantener activo su trámite. Posteriormente, se lleva a cabo la entrevista de elegibilidad, en la cual hay que explicar los motivos que los llevaron a salir de su país de origen y aportar cualquier prueba que respalde su caso.
De acuerdo con la ley, la resolución de la solicitud de refugio debería emitirse en un plazo de 45 días hábiles a partir de la admisión del trámite. Sin embargo, debido a la gran cantidad de solicitudes, este proceso suele extenderse más allá del tiempo establecido.
Este procedimiento se lleva a cabo en distintas oficinas de Comar en otras ciudades del país, como Tapachula (Chiapas), Tenosique (Tabasco), Acayucan (Veracruz) y Palenque (Chiapas), donde también se ha reportado un incremento en la llegada de solicitantes de refugio.
Mientras esperan la resolución del caso, algunos migrantes han conseguido empleo en comercios locales, mientras que otros permanecen en albergues para refugiados, como Casa Tochán, ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, y el Albergue Cafemin, en la alcaldía Gustavo A. Madero.
«Cada uno de los albergues tiene una característica; por ejemplo, nosotros sólo atendemos hombres solos; en Cafemin, familias; o en Casa Fuentes, mujeres. Por ello, es sumamente importante coordinarnos de manera adecuada, para que nadie se quede sin un techo mientras pasa la emergencia», dijo Gabriela Hernández, directora de Casa Tochan al medio La Razón.
Un cubano entre la resignación y la esperanza
«Actualmente mi plan es ir a la Comar y hacerme mexicano», dice Yasmani. No es lo que quería, pero es lo que hay. La posibilidad de obtener la residencia en México y eventualmente traer a su familia parece, en estos momentos, su mejor opción. «Como quiera que sea, aquí se vive mejor que en mi país», reconoce.
Pero la nostalgia persiste. «Yo no soy una persona materialista. Obviamente me siento mejor en mi país... pero yo sé lo que tengo que hacer», dice. Para muchos migrantes cubanos, la salida de la isla no es solo un viaje físico, sino una ruptura emocional. La decisión de partir implica aceptar que el regreso no es una posibilidad inmediata.
El futuro de Yasmani, como el de miles de migrantes cubanos en México, está en el aire. Mientras las políticas migratorias estadounidenses se endurecen y la crisis en la isla se profundiza, los caminos se estrechan. Algunos encuentran refugio en la espera; otros, en la lucha por un estatus legal.
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