Foto: Sadiel Mederos

¿Es cierto que Cuba tiene industrias potentes?

16 / agosto / 2023

Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), declaró el 3 de agosto de 2023 que Cuba tiene «una industria ligera potente, (…) la industria alimenticia potente, una industria básica potente», durante un recorrido por varias empresas de La Habana. La afirmación del funcionario cubano es FALSA.

Desde finales de la década de los ochenta, la isla ha experimentado una continua desindustrialización. Se perdieron capacidades en sectores tradicionales de gran importancia para la economía cubana, la agroindustria cañera, la industria alimentaria y la fabricación de maquinaria agrícola. También es visible un patrón de contracción de su aporte global, predomina la escasa complejidad tecnológica y existe una tendencia a la descapitalización y a la obsolescencia.

Luego de la caída del bloque socialista, el entramado productivo nacional empezó a desmoronarse tanto en el ámbito industrial como en el agrícola, precisa el economista Mauricio de Miranda. En ese contexto, los dirigentes cubanos tomaron la decisión de llevar a cabo una transformación estructural orientada al fomento del turismo, aunque con limitados efectos en la generación de encadenamientos productivos internos.

De igual modo, el investigador Ricardo Torres sostiene que «la actividad manufacturera en Cuba sufrió un duro golpe con la crisis económica que siguió a la desaparición de la comunidad socialista y su papel en la economía ha tendido a debilitarse».

Por ejemplo, el comportamiento del volumen físico de producción en 2011, comparado con el de 1990, refleja una contracción en la mayoría de las ramas industriales, con pocas excepciones. El declive ha sido más marcado en la fabricación de maquinarias, la química, los materiales de la construcción y el sector azucarero.

Aunque el discurso oficial define un punto de inflexión durante la pandemia de COVID-19, los niveles de productividad industrial en Cuba habían disminuido desde antes. Los datos oficiales revelan que «no solamente se ha hundido el volumen físico de la industria cubana, sino que parecería haberse diluido el efecto que debe tener la inversión industrial en el aumento de la capacidad de oferta total de la industria nacional», aseguró el economista Pedro Monreal especialista del Programa de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco y doctor en Ciencias Económicas.

En julio de 2023, Monreal refirió que el sector industrial «atraviesa una crisis de largo plazo que se agravó desde 2017». Una muestra de ello es que Cuba se ha desindustrializado, con «un nivel de volumen físico industrial que hoy representa menos de la mitad del nivel que tuvo en 1989 y con una estructura predominantemente de bienes de consumo». Advierte además que «se ha “evaporado” la industria de bienes de equipo».

Asimismo, un informe de 2022 elaborado por la Oficina Económica y Comercial de España en La Habana resalta que Cuba ha descuidado su sector industrial, confiando excesivamente en los rubros de servicios para financiar sus importaciones. Datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) refieren que en ese año la exportación de servicios fue de 7 063 889 800 dólares, mientras que la de bienes registró solo 2 170 009 000 dólares.

Entre las mercancías que Cuba exporta se encuentran los materiales crudos no comestibles con una cifra en 2022 de 1 030 808 000 dólares; así como bebidas y tabacos que registraron un total de 494 647 000 de dólares en ese año.

Por otro lado, un estudio de 2016 demuestra que «salvo en el caso de los productos biotecnológicos y farmacéuticos, las exportaciones se encuentran ancladas a productos tradicionales con un bajo contenido tecnológico».

En resumen, la industria manufacturera cubana muestra en las últimas décadas un patrón de contracción de su aporte global, a la vez que mantiene una estructura productiva con mayor presencia de actividades de bajo valor agregado.

Estado actual del Grupo Empresarial de la Industria Ligera

El Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil) fue creado en diciembre de 2012 y forma parte del Ministerio de Industrias. Está integrado por 37 empresas: 26 empresas estatales, 11 empresas mixtas de ellas 3 en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZED Mariel) y un Centro de Investigación y Desarrollo (Cidil).

Entre los bienes que produce se encuentran cosméticos, productos de higiene personal y limpieza, textiles, calzado, talabartería, artículos gráficos y mobiliario.

Resulta notable que el volumen físico de producción de textiles en Cuba varió del 90.1 % en 1990, al 6.8 % en 2011, según datos de la ONEI. Los resultados son una muestra de la contracción de esa rama de la economía.

En marzo de 2023, la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias (SNTI), Yaquelín Baños Torres, dijo al periódico estatal Trabajadores que «en lo que va de año se mantienen fuertes complicaciones productivas». Por ejemplo, se incumplió con rubros básicos como el jabón, detergente, crema dental, gasa quirúrgica, sacos de polipropileno, almohadillas sanitarias, envases y embalajes.

El reporte precisa que, de un plan de exportaciones de 820 500 dólares en 2022, la industria ligera cubana solo alcanzó a ejecutar unos 543 000; es decir, «el 66 % de un plan sumamente bajo», precisó la funcionaria.

Antes del impacto de la COVID-19, el sector de la Industria Ligera en Cuba había experimentado descensos en la producción de una amplia variedad de productos. De acuerdo con los datos presentados en el Anuario Estadístico 2021 de la ONEI, durante 2020 se evidenció una reducción en la producción de diversos productos como colchones, sábanas, ropa interior, prendas de vestir, envases de madera, papel higiénico, cartón, cartulina, libros, jabones, pasta dental, perfumes y cosméticos, en comparación con los resultados de 2017. La situación dio lugar a un grave desabastecimiento en los establecimientos comerciales de la isla.

Sin embargo, la industria del mueble aumentó hasta un 40 % su capacidad productiva, según afirmó en febrero de 2021 Carlos Alberto Pavón, vicepresidente primero del Grupo Empresarial de la Industria Ligera. Hasta ese momento habían sido elaboradas 80 000 unidades, incluidos productos de alto estándar para amueblar 3 500 habitaciones en el sector turístico, prioridad inversionista del Gobierno cubano.

¿Qué situación presenta la Industria Básica?

En noviembre de 2012, el Consejo de Estado aprobó la extinción del Ministerio de la Industria Básica y la creación del de Energía y Minas, vinculado a los sectores energético, geológico y minero del país. El resto de las actividades de ese organismo fueron transferidas al Ministerio de Industria y a otras entidades nacionales.

El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de Cuba tiene repetidas fallas y averías en las 8 centrales termoeléctricas en tierra, muchas de las cuales llevan más de 30 años en funcionamiento. Además, se enfrenta a otros desafíos, la falta de inversiones y la escasez de combustible. Para contrarrestar la disminución en la capacidad de generación, el Gobierno cubano optó por arrendar centrales eléctricas flotantes a una compañía turca. Aunque la medida ha brindado una solución rápida, es temporal y con un alto costo.

Para mejorar la situación según informaron las autoridadesse programaron labores de mantenimiento durante los primeros meses de 2023, con el objetivo de que las centrales termoeléctricas estuvieran en condiciones de operar durante el verano; teniendo en cuenta que a principios de este año la situación empeoró tras presentarse varias fallas en la red eléctrica nacional.

En su intervención en la sesión plenaria del Primer Período Ordinario de Sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, actualizó a los diputados sobre la situación del SEN y advirtió que en la actual etapa «el sistema no estuvo exento de incidentes y errores que afectaron negativamente. Entre ellos, los incendios bajo las líneas de transmisión, las malas operaciones y cálculos que implicaron la desconexión total del sistema nacional cuatro veces en menos de 10 días». No obstante, declaró que «las acciones ejecutadas para la recuperación de potencia permitieron un incremento de 409 MW hasta el cierre de junio».

Con relación a la disponibilidad de los generadores de diésel, el funcionario aclaró que ha habido una reducción debido a la carencia de fondos para llevar a cabo los mantenimientos y reparaciones necesarios en tiempo y forma. Además, dijo que siguiendo lo acordado en los contratos se procedió a retirar dos patanas, lo que se tradujo en una pérdida de 170 MW.

En abril de 2023 trascendió que uno de los ocho buques generadores, alquilado por el Gobierno cubano a la compañía turca Karadeniz Holding y que estaba en funcionamiento en la bahía de Santiago de Cuba, había abandonado ese emplazamiento.

Por otro lado, Vicente de la O Levy afirmó: «el desarrollo de las fuentes renovables de energía no ha avanzado al ritmo que queremos y necesitamos». En ese sentido, responsabilizó a las sanciones norteamericanas de limitar «el acceso a financiamientos y el avance en los negocios con inversionistas extranjeros».

Datos oficiales corroboran que la generación de electricidad mediante grupos electrógenos se desplomó un 42 % entre 2018 y 2022. También se registró una caída anual del 44.6 % entre 2021 y 2022. El economista Pedro Monreal precisó que las estadísticas oficiales muestran «una dinámica de generación eléctrica que no es compatible con la recuperación económica en el corto plazo ni con el desarrollo a largo plazo», ya que entre 2018 y 2022 la generación se redujo en casi una cuarta parte.

Desde 2004, más de 70 000 grupos electrógenos han sido importados por Cuba, según información proporcionada por la ONEI. Los equipos han estado en uso en la isla desde principios de la década del 2000 con el propósito de aliviar la carga en las termoeléctricas del SEN. Sin embargo, debido a su dependencia de combustibles fósiles, su funcionamiento se ve afectado durante períodos de escasez de esos recursos en el país. Asimismo, la falta de financiamiento para adquirir piezas de repuesto ha ocasionado fallas en los componentes de los grupos electrógenos.

Mientras tanto, se hacen más visibles las marcas del desgaste y la precariedad en la infraestructura electroenergética del país. En julio de 2023, la gobernadora de La Habana, Yanet Hernández, comentó en sesión plenaria que durante una noche en la provincia «se han roto más de 50 transformadores en el sector residencial y se ha tenido que acudir a transformadores del sector estatal y de las empresas».

En agosto de 2023 se reportaron nuevas afectaciones en el país. A inicios del mes, la Unión Eléctrica de Cuba reportó que «se encuentra fuera de servicio por avería la unidad tres de la Central Termoeléctrica (CTE) Renté y la unidad dos de la CTE Felton mientras está en mantenimiento la unidad seis de la CTE Renté». El ministro de Energía y Minas reconoció que aún pudieran ocurrir salidas imprevistas de las plantas de generación.

La industria del níquel tampoco ha ofrecido los resultados esperados. Aunque las cifras oficiales del sector son limitadas por parte de las autoridades, los informes del Grupo Cubaníquel señalan que la Empresa Productora «Comandante Ernesto Che Guevara» solo alcanzó el 89 % de su plan en 2022. Mientras que la compañía mixta Moa Nickel S. A. «Comandante Pedro Sotto Alba» cerró 2022 con un incremento del 3 % en su producción, al alcanzar las 35 630 toneladas de níquel y cobalto.

Durante la pandemia la producción había descendido de 73 000 toneladas en 2011 a poco más de 50 000 toneladassegún las cifras de la ONEI. Los datos más recientes indican que aún no se ha logrado alcanzar esa cantidad.

Otro factor que presiona a la industria niquelífera de Cuba para cumplir con los planes establecidos es el acuerdo con Sherritt International (compañía canadiense que opera hace más de dos décadas en la isla, con negocios en minería del níquel, generación eléctrica y prospección petrolera) que implica el reembolso de una deuda de 368 millones de dólares canadienses o 260 millones de dólares norteamericanos.

Recientemente, un reporte del medio estatal Cubadebate precisaba que «el incumplimiento hasta la fecha del plan de producción, por ser los niveles de eficiencia metalúrgica más bajos que los planificados (…), así como las dificultades en la recepción de suministros o materias primas indispensables de importación, caracterizan, en general, el panorama de esas entidades e inciden en los resultados económicos».

¿Qué ocurre con la Industria Alimentaria?

La industria alimentaria en Cuba está integrada por las industrias cárnica, láctea, de aceite, de conservas de frutas y vegetales, molinera, confitera, de bebidas y licores, así como por la distribución de esas producciones. El Ministerio de la Industria Alimentaria es el organismo rector de la actividad agroindustrial en el país.

Según estimaciones de la ONU, Cuba importa el 80 % de los alimentos que consume. En el balance anual del Ministerio de la Industria Alimentaria, efectuado en abril de 2023, trascendió que la producción de alimentos y bebidas destinados a la población experimentó una reducción en comparación con el período anterior.

En abril de 2023, el economista Pedro Monreal refirió que datos oficiales recientes «ilustran la profunda crisis de la industria alimentaria de Cuba y la ostensible incapacidad de la política económica para atenuar, no ya para resolver, una crisis de seguridad alimentaria que parece no tocar fondo».

En Cuba, el colapso no se restringe solo a la producción industrial de alimentos, sino que también afecta la disponibilidad nacional de insumos agrícolas esenciales, como los fertilizantes y el pienso.

Durante el siglo XIX y hasta los años noventa, la producción de azúcar encabezó la economía cubana, al alcanzar su punto máximo en la década de los setenta con una cosecha récord de 8 millones de toneladas. Sin embargo, la cifra ha experimentado un drástico declive y, en la actualidad, la producción cubana representa menos del 1 % del total mundial.

Según los registros del Consejo Mundial del Azúcar (World Sugar Council), en 1960 la cantidad de azúcar producida en Cuba alcanzó los 5.9 millones de toneladas métricas, lo que equivalía al 11.4 % del suministro mundial total de 52.0 millones de toneladas métricas. Una década después, en 1970, la producción cubana aumentó a 8.5 millones de toneladas métricas, lo cual representa el 11.7 % del volumen global.

Desde 2002 el sector azucarero sufrió una reestructuración. En la primera etapa la cantidad de centrales se redujo de 156 a 85; y en la segunda, a partir de 2005, quedaron 61 centrales. El economista Juan Triana Cordoví precisa: «el impacto en términos productivos y de pérdida de la cultura de producción azucarera aún lo estamos sufriendo».

En 2005, mientras Cuba restringía su capacidad productiva, los precios mundiales del azúcar experimentaron un aumento. La pérdida de esa industria lastró además el desarrollo de varios sectores asociados a ella.

El impacto de la medida es evidente. La zafra 2020/2021, una de las peores de los últimos años, fue de 1.1 millones de toneladas. Se estima que la de 2022/2023 alcance apenas las 350 000 casi 100 000 toneladas por debajo de las previstas (455 198 toneladas)—, refirió en mayo de 2023 Homero Acosta Álvarez, secretario de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado.

Unos meses antes, Julio Andrés García Pérez, presidente de AzCuba, informó que para lograr una mayor eficiencia se redujo la cantidad de centrales azucareros encargados de procesar la caña, pasando de 36 a 23, ya que solamente tres lograron cumplir con los objetivos establecidos en la campaña anterior.

En julio de 2023, el funcionario reconoció ante la ANPP que la producción de caña, de derivados y alimentos, al igual que su ejecución práctica «ha estado alejada de lo previsto en el plan de la economía» por cuestiones externas e internas como «la capacidad organizativa y de gestión», así como por «la disciplina técnica y tecnológica vinculada a la arrancada y terminación de los pelotones, la quema de la caña, pérdidas en cosechas, rigor en el mantenimiento industrial, equipos rotos».

Por otro lado, según la información disponible en la «dinámica de producción industrial de alimentos seleccionados», de la ONEI, durante 2022 se registró una disminución en la producción de arroz (elaborado y semielaborado), carne de cerdo, aceites vegetales refinados, pastas alimenticias, harina de trigo, conservas de tomate, pan y yogur. En particular, la producción de carne de cerdo, que tenía un índice de 100.9 mil toneladas en 2017, se redujo a cerca de 36.4 mil toneladas en 2022. En el caso del arroz, tanto elaborado como semielaborado, su índice descendió de 161.9 mil toneladas en 2018 a 52.3 en 2022.

El economista cubano Mauricio de Miranda alertó, en septiembre de 2021, sobre el colapso de la industria nacional. «Muestra de ello es que muchas empresas industriales estatales se encuentran paralizadas por obsolescencia tecnológica o escasez de materias primas, mientras las exiguas divisas en manos del Estado impiden las inversiones necesarias para relanzar el sector industrial», refirió el investigador.

El Anuario Estadístico de ese año reveló que ciertas industrias, como las de bebidas, productos del tabaco o fabricación de muebles que habían logrado superar los niveles de 1989volvieron a caer por debajo de la producción alcanzada previa al Período Especial. Mientras que los niveles de producción de equipos de transporte, aparatos eléctricos, papel y sus productos, cuero, fertilizantes, productos textiles y prendas de vestir variaron entre el 0.1 % y el 8.8 % de lo alcanzado a fines de los ochenta.

Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, dijo en abril de 2023: «no podemos tener la industria cubana ociosa con los altos índices de demanda insatisfecha que existen en el país». Sin embargo, más allá de esa necesidad evidente, varios economistas han alertado sobre una grave crisis estructural determinada por la desindustrialización, la falta de inversión y financiamiento, la obsolescencia tecnológica y la ineficiencia empresarial. 

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AlfredoMS

La verdadera soberanía e independencia de una nación depende directamente de la fortaleza de su economía. Un país que no produce los suficientes bienes básicos para la subsistencia de la población y sin excedentes para exportar, tampoco es capaz de defender su territorio. Desde hace casi 2 años vengo conversando con muchas personas de diferentes niveles de cultura acerca de la situación global de nuestro país, y he podido constatar que la inmensa mayoría no son conscientes de que estamos en peligro de perder la soberanía e incluso la identidad nacional.

Sanson

A punto de perder la soberania . Usted suena como un calvo quejandose de que puede perder el pelo.

AlfredoMS

Jajajaja, muy buena su observación. Al principio casi que no la cojo, pero ya sí, Ja ja, muy buena.
AlfredoMS
Sanson
AlfredoMS

José Romáb

No se te olvidan algunas cositas, eh colega ? Dime ? Porque no hablas de la industria biotecnológica ? O la turística ? Y por cierto, Lazo no mintió. El problema de la industria cubana es más de capacidades ociosas por falta de materias primas que de mantenimiento. Gracias por vender el cerebro que la sociedad socialista cubana te ayudó a forjar.

Rai93

Señor, parece que usted no ha leído el artículo y comenta lo que le conviene para desviar la atención. Para saber que las industrias cubanas están destruidas no hace falta ser economista. Los datos del propio gobierno hablan por sí solos. Quien no quiere aceptar la realidad desastrosa de Cuba es porque no le conviene. Excelente trabajo del toque, una vez más. Y si a usted le molesta que los profesionales formados en Cuba sean capaces de pensar y por eso dice que son "vendidos", pregúntese entonces quién y con qué privilegios lo han comprado a usted para que intente tapar el sol con un dedo.
Rai93
José Romáb

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