Más de 2 300 personas llegaron con fiebre a las instituciones de salud de Matanzas, entre el 3 y el 9 de julio de 2022. «Sospechosos de dengue» o «síndrome febril inespecífico», categoriza el Ministerio de Salud Pública (Minsap) a la mayoría de los enfermos, aunque la principal causa de fiebre hoy es el dengue. Fueron 14 256 los «febriles inespecíficos» en Cuba solo en la primera semana de julio.
José Ángel Portal Miranda, titular del sector, declaró que, en el primer semestre de 2022, se diagnosticaron en Cuba solo 3 306 casos con la enfermedad. «La tasa de incidencia de casos sospechosos creció en un 42 % en relación con la semana anterior», dijo.
La enfermedad del dengue —causada por el virus que trasmite el mosquito Aedes aegypti— se comporta en el país de manera endémica. En las últimas semanas, varias personas han llamado la atención en redes sociales sobre el aumento de posibles contagios y el colapso en las instituciones sanitarias. El número de focos de vectores reportados (21 505 entre abril y junio) es la mayor cifra en los últimos 15 años, pero el Gobierno niega que se trate de una epidemia.
¿Enfermos o sospechosos de dengue?
La Guía para la asistencia integral a pacientes con dengue (2020) establece que a las personas sospechosas se les realice un recuento de leucocitos y un monosuero para IgM-dengue al sexto día de la enfermedad. Pueden ser enviados a sus casas (si no tienen comorbilidades o riesgo social), pero deben tener una evaluación clínica diaria y realizarse un hemograma hasta 48 horas después de la caída de la fiebre, según posibilidades.
«El seguimiento —ya sea en su domicilio o en el policlínico con un análisis evolutivo— es parte del protocolo de atención, pero muy pocas veces funciona así, sobre todo en un momento de brote como el actual, cuando hay un aumento de casos y limitados recursos», explica una residente en Medicina General Integral de Camagüey.
En un reporte de la televisión, su colega Frank Ernesto Serrano, del policlínico Ignacio Agramonte, dijo que los pacientes remitidos a las instituciones secundarias de salud (policlínicos y hospitales) en dependencia de los análisis complementarios (leucograma, conteo de plaquetas, hematocritos) se ingresan en aislamiento, se clasifican en sospecha de dengue con signos de alarma o sin signos de alarma.
Wendy, Claudia, Marta y Ana Esther creen que tuvieron dengue porque todas sufrieron los síntomas: fiebre, cansancio, dolores musculares y de cabeza, vómitos y rash. Sin embargo, nunca tuvieron un diagnóstico específico de la enfermedad y fueron enviadas a sus casas. Unas con análisis de sangre hechos y otras solo con el examen físico.
«No sé si lo que pasé fue dengue, porque nunca me hicieron análisis», cuenta Wendy Echeverría, residente en Rancho Boyeros. «Fui con mis dos hijos con fiebre al hospital y me mandaron para la casa a esperar. No nos mandaron prueba alguna, solo esperar 72 horas a ver si desarrollaban otros síntomas. Yo quisiera saber si hay que esperar a que pasen complicaciones».
Cuatro variantes del virus del dengue (DENV) circulan actualmente en la isla. El serotipo 3 —que se asocia más con la gravedad de la enfermedad— es el de mayor presencia.
María Guadalupe Guzmán Tirado, directora del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), alertó que esta es una enfermedad muy corta que, en cinco o seis días, puede tener un desenlace fatal. Explicó que están identificados los signos de alarma porque en 24 horas el paciente puede morir.
Aunque en la prensa estatal no se han dado cifras oficiales, al menos dos menores de edad han muerto por dengue en los días recientes. La causa del fallecimiento de las niñas fue confirmada por una publicación en Facebook de la escuela de una de ellas, y una carta del Hospital Pediátrico Paquito González Cueto de Cienfuegos. El centro de salud también informó la muerte de un adolescente de 16 años que ingresó con Síndrome Febril Inespecífico y cuya causa de muerte no pudo determinarse.
Tales noticias han aumentado la percepción de riesgo de muchos padres que acuden de manera inmediata a los servicios de salud, cuando sus hijos presentan síntomas asociados a la enfermedad.
«Me sentía mal, pero solo fui al médico cuando mi niña comenzó con una erupción y fiebre», cuenta la habanera Ana Esther Torres. «Nos hicieron leucograma a todos, pero dieron normales y nos dijeron que no era dengue, aunque lo he tenido otras veces y fue igual que ahora».
Ana Esther reside en La Habana, una de las siete provincias (Pinar del Río, Matanzas, Villa Clara, Las Tunas, Camagüey, Holguín y Guantánamo) que al cierre del mes de junio reportaban transmisión de dengue.
Otros territorios, como Cienfuegos, reportan un alza en el Síndrome Febril Inespecífico (SFI), una de las variables del sistema de vigilancia del dengue y que se caracteriza por «fiebre de menos de [siete] días de duración y sin afección de las vías aéreas superiores ni otra causa definida».
La clasificación de los pacientes según el sistema de vigilancia epidemiológica del dengue se compone por: Síndrome febril (SF), Síndrome febril inespecífico (SFI), caso sospechoso o con sospecha clínica de dengue, caso SUMA reactivo, caso probable, y caso confirmado.
¿Subdeclaración de cifras?
Es extraño para muchos que, con el aumento de los posibles casos de dengue en las últimas semanas, de enero a junio de 2022 el sistema de salud cubano solo diagnosticara 3 036.
En una reunión gubernamental se supo que «las estadísticas arrojan un crecimiento en la tasa de incidencia en los últimos meses. Aunque es menor que los periodos epidémicos, cuando ha estado por encima 60 o 70, en abril fue de 12.2 casos por 100 mil habitantes, y en junio escaló hasta 46.3; no obstante, en la pasada semana de julio, la número 28 del año, la tasa de incidencia disminuyó en 27.91 casos por 100 mil habitantes».
«Es que las pruebas concluyentes no siempre se hacen», comenta una doctora quien prefirió no dar su nombre. «Ahora nos llegó una “orientación” de un nuevo protocolo de ingreso en el hogar a los pacientes que estén en los grupos 0 y 1 (fiebre indeterminada y caso sospechoso) y cumplan los requisitos e indicar la prueba de anticuerpos IgM al sexto día del diagnóstico».
La especialista en Medicina General Integral no entiende por qué no se indicaron antes las pruebas serológicas, si desde finales de 1996 e inicios de 1997 se comenzó a utilizar en Cuba el SUMA (Sistema Ultramicroanalítico) de patente cubana (UMELISA Dengue/IgM). «Si las SUMA no se hacen, imagina el ELISA de Captura de IgM o el diagnóstico molecular mediante PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que son los más certeros en la detección del dengue», agregó.
La presentación del Centro de Inmuno Ensayo refiere que «el UMELISA Dengue/IgM PLUS, concebido para la detección de anticuerpos IgM dirigidos contra los cuatro serotipos del virus dengue en muestras de suero humano y sangre seca sobre papel de filtro, es un ensayo inmunoenzimático de gran utilidad, tanto en el diagnóstico de casos clínicamente sospechosos, como en los sistemas de vigilancia epidemiológica de esta enfermedad».
«Es la vía principal para diagnosticar un caso probable de dengue, y si no se estaban haciendo a todos los pacientes que llegaban con sospecha —que está en el protocolo de atención, pero no siempre depende del médico—, nunca sabremos si realmente tuvieron o no la enfermedad», dice la doctora.
«El médico me dijo que yo tenía un cuadro de dengue, con todos los síntomas y un leucograma al límite de su valor normal, y me mandó para la casa en observación. Me explicó que unos días más tarde debía hacerme otro leucograma evolutivo para darme seguimiento. Me dio la indicación y todo, pero los laboratoristas me dijeron que esos análisis no estaban haciéndolos», cuenta la tunera Marta Dauzá.
Marta explica que, según le comentó una amiga enfermera, «sin recursos no pueden hacer magia» y están reservando los reactivos para, al menos, hacerle un análisis inicial a cada paciente.
«Sé que algunos municipios que no tienen tantos casos, ni siquiera el leucograma están haciendo», cuenta Marta.
¿Soluciones, azar o suerte?
Medio centenar de comentarios acumuló un texto de Cubadebate dedicado a la situación del dengue hoy en Cuba. La mayoría coincide en que sería imposible disminuir los casos si no se resuelven los microvertederos, la recogida sistemática de la basura, los salideros de agua, huecos en las calles y hasta los apagones, que evitan el uso de ventiladores para espantar los mosquitos.
Aunque muchos reconocen que el autofocal es de vital importancia, los criaderos de larvas no solo están en los tanques de las casas y los insectos pueden volar de un lugar con foco a otro donde se cumplen todas las medidas antivectoriales.
«Está la necesidad de la fumigación. Soy residente de San Antonio de los Baños, Artemisa, y hace un aproximado de dos años no se fumigaba (por pandemia), pero se han diagnosticado tres casos en mi cuadra hace una semana atrás y por aquí no han venido a fumigar. Solo la casa de uno de los diagnosticados. Entonces me pregunto: ¿el mosquito no vuela? ¿Cómo van a fumigar solo una casa? ¿Y las restantes, qué?», se inquieta el forista Iván.
Autoridades del Minsap han reiterado en varias ocasiones que la crisis con el combustible imposibilita la fumigación cada seis días y solo se priorizan aquellas casas en las que hay casos confirmados. Ante el aumento de casos, en algunas provincias como Camagüey se nombró una comisión de expertos para analizar los decesos e interconsultas.
Guayaba, gelatina, sales de rehidratación oral, abundante líquido, analgésicos para la fiebre y los dolores, son algunos de los «tratamientos» que indican los doctores ante la escasez de medicamentos.
Repelente a 1 000 CUP en páginas de compra y venta en redes sociales, remedios caseros, trampas naturales para mosquitos, peces larvívoros y hasta el «pago por la izquierda» a los operarios de la campaña antivectorial para que fumiguen las casas, son las alternativas que buscan con desespero muchos cubanos.
«Para colmo, la gelatina y el insecticida de Suchel Punto Verde solo los venden en MLC y cuando aparecen, porque con tantas personas enfermas la gente ha empezado a acaparar», dice Marta. «Antes en Cuba se producía y vendía el insecticida Lomaté en las tiendas industriales, pero todo eso desapareció, como si hubieran desaparecido los mosquitos. Ni mosquiteros venden, a no ser en las canastillas para recién nacidos».
El ministro Portal Miranda reconoció que este puede no ser el peor momento, dado que la situación se complicaría con el calor y las lluvias. Además, a ello se suma la crisis en el cuadro básico de medicamentos.
«Estamos en el inicio de lo que pudiera ser una gran oleada de casos de arbovirosis (no solo dengue)», dijo en la televisión cubana la doctora Carilda Peña García, viceministra del Minsap. Con las anteriores epidemias en Cuba (1981, 1997, 2006 y 2016), agregó Peña García: «todos nos hemos vuelto muy susceptibles, e incluso los menores de edad que nunca han tenido la enfermedad pueden infectarse muy rápido».
Mientras las autoridades hablan de brote y no de epidemia, la bibliografía científica asegura que «en ocasiones se prefiere usar evento o brote para, de alguna manera, minimizar el posible “sensacionalismo” o impresión de “catástrofe” que produce el vocablo epidemia; incluso es muy frecuente el inadecuado uso del diminutivo “brotecito” o como alternativa a epidemia localizada o epidemia no generalizada».
La realidad del país confirma un aumento del número de personas con fiebre que acuden al médico y no siempre son diagnosticadas. La falta de medicinas y pruebas específicas para la detección del dengue, y de recursos para la lucha contra el Aedes aegypti, complica un panorama que, de no ser intervenido de manera rápida y efectiva por el Minsap y el Gobierno cubano, puede convertirse en un problema de salud. Otro más.
TAMBIÉN TE SUGERIMOS:
comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *