Ferrer y la «pulla» a directores que podían dormirse en el banco: ¿a qué vino?

Montaje: Mayli Estévez

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Hace dos meses Armando Ferrer, el mentor de los Cocodrilos de Matanzas en series nacionales, ingresaba de urgencia en el Hospital «Hermanos Ameijeiras» de la capital cubana y esta semana, otra vez de urgencia, emitió unas declaraciones tan preocupantes como su ingreso hospitalario, en febrero de 2025.

Ferrer, que se coronó en los campeonatos nacionales con los matanceros en 2020, con una hornada de jugadores de diferentes orígenes, en un «cuasi» team Cuba, ahora disminuyó sin «paños tibios» a los mentores Alfonso Urquiola y Jorge Fuentes.

«Fuentes y Urquiola podían quedarse dormidos en el dugout que, cuando se despertaban, el juego estaba ganado por diferencia porque tenían un gran equipo de béisbol», dijo Ferrer en una entrevista en la televisión cubana.

En medio del silencio oficialista para designar al nuevo director del equipo Cuba de cara al Clásico Mundial de 2026, tras la destitución «sorpresa» de Armando Johnson, el mentor matancero decidió sacar las garras y sin paños tibios disminuir los logros de otros directores exitosos en la historia de los equipos nacionales.

En un momento que pedía reflexión y autocrítica, Ferrer decidió soltar dinamita y rozar la arrogancia cuando, con razón, muchos fanáticos del béisbol cubano aseguran que pocos pueden hablar de esa forma de Urquiola o Fuentes.

Como es de suponer las declaraciones no cayeron en saco roto. Cayeron como un misil. Las redes ardieron, los aficionados se indignaron y muchos analistas alzaron la voz. 

¿Qué se esconde detrás de este comentario? ¿Olvido selectivo o puro acto de «gracia» para el mentor venidero?

Si vamos a hablar de historia, hablemos de hechos. Urquiola no se paseó por las series nacionales, todas se las ganó desde su puesto de estratega. 

Y, ¿qué decir de Jorge Fuentes? Simplemente, el mánager más laureado del país. Ganó cuando Industriales, Santiago de Cuba y Villa Clara eran máquinas de batear y de lanzar.

Al respecto, el comentario del periodista deportivo Ernesto Amaya, sobrecalentó las gradas y sacó las estadísticas para sepultar la «pulla» desprovista de humildad de Ferrer.

«Cuando Urquiola ganó la Serie 37, se la ganó a Santiago de Cuba (La Aplanadora), un equipo superior a los Vegueros; eso no lo duda nadie. Cuando ganó la 50, desbancó a Sancti Spítitus, Cienfuegos y al ultra favorito Ciego de Ávila. En la 53, le ganó en la final al Matanzas de Víctor Mesa, que prácticamente era un equipo Cuba», argumentó el analista en su perfil de Facebook.

Amaya añadió que desconocía la intención del comentario de Ferrer y lo calificó como «muy fuera de lugar y de muy mal gusto», porque «reconocer la calidad del equipo y no la del mánager es un despropósito total».

«Para hablar de Jorge Fuentes y de Urquiola hay que pensarlo dos veces: Jorge es el más ganador de Cuba en eventos nacionales e internacionales, y Urquiola tiene más títulos de series nacionales que tú; una Serie del Caribe, ha ganado en Panamá a su antojo, incluso, dirigiendo al propio Panamá, ha derrotado a Cuba», sentenció.

¿Por qué Ferrer lanzó esa «pulla» sin sentido? Tal vez se le olvidó que cuando él ganó, lo hizo con una selección matancera armada con piezas de toda Cuba. ¿Dónde estaba el mérito entonces? ¿En la estrategia o en la nómina multiestelar?

Todo apunta a intereses personales, pues el mentor matancero fue parte del team Cuba al Premier 12 y ahora nominó públicamente a Germán Mesa como próximo manager del equipo rumbo al Clásico Mundial.

Evidentemente quiere mantenerse dentro del cuerpo técnico y de paso, dentro del avión.

La realidad es que Ferrer, un mánager que construyó su legado con un Frankenstein de estrellas importadas en Matanzas, se atrevió a minimizar a dos de los más grandes estrategas que ha visto Cuba. Eso no es solo desmemoria: es falta de clase.

En el béisbol, los títulos y las franquicias ganadoras no se inventan, ni se heredan ni se improvisan. Los triunfos de históricos se respetan. No se tocan. No se ensucian. No se manosean. Y, mucho menos, se demeritan desde la sombra.

Atacar el legado de quienes construyeron el respeto al béisbol cubano desde el banco es jugar una pelota sucia que no le queda bien a nadie. Antes de hablar de Fuentes o Urquiola, hay que tener memoria y un poquito de humildad.



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El legado de Urquiola y Fuentes para el baseball cubano es intocable
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