La camisa GuaYafro, una de las prendas más conocidas de BarbarA’s. Foto: Amalia Echemendía.
BarbarA’s: emprendimiento y vocación social de la mano
29 / abril / 2022
BarbarA’s es un local mediano en Jesús María. Aparte de su letrero rojo en la fachada no se diferencia mucho de las viviendas a su alrededor: La Habana Vieja a todo pulmón sin caché ni turistas. Al entrar, casi siempre, se ve un grupo de mujeres sentadas en círculo planificando algo: un evento, una feria, un corte específico para una camisa. Hay mucha conspiración femenina allí. A los visitantes se les brinda té de jengibre con miel mientras observan ese panorama. Resulta grato ver mujeres en complicidad, emergiendo y ayudando a otros a hacerlo.
Este es un emprendimiento de ropa afrocubana con una vocación de servicio comunitario que sus lideresas Deyni Terry Abreu y Yurena Manfugás Terry, madre e hija, han llevado a la par de la cuestión comercial. Actualmente, gestionan seis proyectos comunitarios enfocados en el empoderamiento femenino y en apoyar a personas en estado de vulnerabilidad social.
Oncoamor
Oncoamor está destinado al acompañamiento de personas con alopecia, ya sea por quimioterapia o cualquier otra causa. Lo iniciaron con una de las sobrinas de Deyni, Yennier Levón, quien desde hace siete años tiene este padecimiento. Se lo detectaron cuando tenía 33 años y fue un parteaguas en su vida. Un día descubrió que se le había caído el cabello en una zona de la cabeza. Era algo mínimo, de un dedo de ancho, pero con los días la preocupación se convirtió en obsesión y luego en un golpe psicológico: en menos de 15 días, perdió todo su cabello.
«Antes de eso yo estaba bien, no tenía ninguna preocupación, pero los médicos me dijeron que si había pasado por algún proceso determinado, los efectos podían salir después y pasaban este tipo de cosas. Me atendí en el centro de Histoterapia Placentaria, pero ninguna loción de las que me dieron surtió efecto y abandoné el tratamiento. No hablaba con nadie de este tema, no me quitaba el pañuelo frente a mi pareja. Fue muy difícil».
Oncoamor ayudó a Yennier a salir del aislamiento provocado por la depresión y a aprender a vivir con una estética diferente.
«Cuando empecé con esta enfermedad, mi tía sugirió hacer un proyecto que exhortara a la donación de pelucas o cabellos para confeccionarlas, pues en Cuba no hay casi tiendas que las ofrezcan. Ella investigó cómo hacerlas y las primeras que tuve las hizo a mano», cuenta Yennier. «Estuve muy deprimida, puse mi vida en pausa en todos los sentidos y Oncoamor me ayudó a aprender a vivir con la alopecia. Me animó a volverme a maquillar y a usar turbantes y pañuelos con diferentes estilos».
Yennier rememora que fue su tía quien la fotografió por primera vez con aquel nuevo look. Publicaron la imagen en Facebook y recibió muchas muestras de aceptación y solidaridad.
Intentan incorporar a más personas, pacientes con cáncer. Sin embargo, deben esperar porque asumir la caída del cabello es un proceso que requiere tiempo y preparación.
Proyectos de ayuda y visibilización
«En la acera de enfrente» es otro de los proyectos de BarbarA’s. Deyni y Yurena notaron las condiciones precarias en la que se encontraba un adulto mayor que vive solo frente a la tienda de ropa y comenzaron a ayudarlo. Luego, crearon una red de apoyo que asiste a otros ancianos en la localidad Santa Amalia, Arroyo Naranjo.
«En la etapa del confinamiento por la pandemia creamos la Ruta de Ayuda, que consiste en donaciones de ropa, bolsas de comida de nuestra cuota y mascarillas. En esto involucramos también a Argelia Fellove —activista y artesana—, quien atiende a algunos ancianos en su comunidad», explica Yurena.
A través de Rastros y rostros visibilizan mujeres con emprendimientos informales y que llevan el peso económico y emocional de sus hogares. Para ello, crean carteles con sus historias y las publican en las redes sociales.
«Contamos la historia de cubanas que han hecho mucho por su comunidad o por su familia. A veces solo mencionamos los emprendimientos que están en el boom, pero la mujer que vende caramelos de menta es una emprendedora también», reconoce Yurena.
De las cinco historias que han logrado mostrar, recuerda de manera especial la primera por el impacto positivo que tuvo en la familia. Luego de leerla, la hermana de la protagonista dijo que nunca había imaginado el peso que su ser querido llevaba sobre los hombros y el hijo «le confesó a su madre un problema» que hasta ese momento nunca habían conversado.
Coser es una pasión
Con el objetivo de dar a conocer el trabajo de diseñadoras que no son reconocidas, lanzaron el concurso «Diseñadoras por el barrio», que consistía en crear una prenda africana y explicar el concepto. El premio consistía en la posibilidad de sacar cinco prendas de ropa con las materias primas y el acompañamiento de BarbarA’s. La ganadora fue Day Martínez, joven diseñadora gráfica que creó una túnica tradicional africana llamada caftán.
«A la túnica le agregué un turbante que muchas veces simboliza una corona. Al ser la misión de BarbarA’s empoderar a las mujeres me pareció totalmente coherente. Usé los colores tradicionales de la vestimenta africana: amarillo, negro, rojo, blanco; y puse caracoles caurís en la cintura, asociados a la mujer y a la fertilidad», explica Day.
Day agrega que este concurso le dio la oportunidad de «palpar sus diseños materializados, porque muchas veces quedaban solo en el papel. Para ella, la promoción del trabajo de mujeres que no tienen los recursos para hacer sus propias prendas o marcas de ropa es un hermoso gesto de BarbarA’s.
«Pusieron la tela, las costureras y todos sus conocimientos en función del desfile final. Fue una oportunidad que me brindó conocimientos, visibilidad y validación como profesional».
Deyni y Yurena también han tratado de que, a través de la vestimenta, los niños se identifiquen con la afrodescendencia. Afrokids es una línea de ropa dirigida a los más pequeños lanzada en 2020. En el estreno, Deyni explicó que «los colores vivos, las combinaciones de estampados con colores enteros, las telas de algodón con motivos africanos y los diseños acordes a las edades infantiles son algunas de las características que exhiben las prendas que conforman la nueva línea de ropa afrocubana para niñas y niños Afrokids, considerada la primera colección de su tipo en el país».
Varias de las costureras que trabajan en el proyecto son mujeres que han sufrido violencia de género, tienen bajos recursos o son madres solteras y jefas de familia. Aunque han tenido la posibilidad de trasladarse y trabajar en otro sitio, han mantenido su tienda en el barrio Jesús María para seguir aportando a su comunidad.
«La gente a veces nos pregunta por qué no estamos en otros sitios de La Habana Vieja que son más lucrativos. Hace unos fines de semana, en una feria, comprobamos que efectivamente es así, pero decidimos mantenernos en este sitio porque aquí se nos dio la oportunidad y este es un barrio con mucha historia, donde los vecinos se han hecho parte del emprendimiento. Una vez dejamos el local abierto y ellos lo custodiaron hasta que regresamos al otro día», cuenta Yurena.
El negocio cuenta hoy con cuatro costureras que trabajan a distancia. Deyni les entrega los diseños y las indicaciones específicas y ellas tienen 15 días para terminarlos en sus casas.
Deyni y Yurena, feministas y educadoras populares, ponen especial énfasis en los derechos y la protección de sus trabajadores.
Bien lo sabe Dayana López Rodríguez, dependienta del negocio. «Trabajar en el sector privado a veces da mucho miedo. Soy madre soltera de una niña de nueve años y perdí mi empleo porque ella se enfermó y tuve que faltar una semana. Aquí eso cambió. Tengo un horario flexible para poder pasar más tiempo con mi hija».
Dayana cuenta que cuando su niña se enferma le dan varios días libres. Además en caso de que la maestra falte al aula, le permiten llevarla al trabajo.
BarbarA’s ha recibido muchas críticas de familiares, de amigos y de estudiosos de los temas raciales porque ponen lo social por delante de lo económico. «Ciertamente tenemos que cambiar, pues hay que pagar a la ONAT y demás gastos . Aunque nos organicemos mejor, nuestro enfoque social siempre está en primer lugar», explica Deyni.
Los retos del modelo de negocio
Como negocio, el principal reto de BarbarA’s radica en la adquisición de materias primas. Las telas que utilizan no se comercializan en Cuba y tienen que adquirirlas por varias vías, todas afectadas por la inflación. Los tejidos los adquieren a través de amigos, familiares y colegas; comprados o encargados a personas que viajan.
Un metro de tela cuesta 600 pesos. Cuando han podido viajar a otros países, Deyni y Yurena compran estos tejidos a precios muy bajos. En Angola, por ejemplo, cinco metros de tela wax cuestan siete u ocho dólares. Algunas alternativas que han encontrado para mantener la sostenibilidad del negocio son fusionar los tejidos africanos con otros tejidos más asequibles en Cuba como el hilo, y usar la recortería para confeccionar otras prendas como pantalonetas y carteras. También, transformar ropa de segunda mano. Cada uno de estos procesos les permiten ser ecoamigables y no tener industrialización.
«No hemos querido subir los precios porque las personas que viven en este barrio no te van a comprar una camisa en dos mil pesos por más exclusivo que sea el diseño. Si estamos trabajando desde un punto de vista comunitario, no podemos pretender que la gente pague eso», explica Yurena.
Además del pago al momento, BarbarA’s cuenta con un sistema de venta por plazos. Un cliente que nunca ha adquirido productos de la tienda selecciona un producto, se le hace un comprobante en el que se recogen sus datos y se convenian los plazos. La prenda se guarda siete días y cumplido ese período el cliente debe hacer su primer pago parcial. Luego tiene hasta 30 días para completar el pago. A los clientes habituales el plazo se les extiende hasta 90 días.
«Se nos puede dificultar a veces con la contabilidad porque tenemos que pagar cosas, pero lo importante es el cliente y crear una alianza con él», comenta Deyni.
BarbarA’s, arte y comunidad por la justicia social
Desde su fundación en 2015, esta tienda de ropa afrocubana ha ganado reconocimiento en otras partes del mundo. En 2020 participaron en la Feria Internacional de Negocios ECONEXIA, en Colombia, y sus prendas son vendidas en México, España y Estados Unidos.
Hace unas semanas hicieron una feria en la Embajada estadounidense en Cuba y su producto estrella, la GuaYafro, fue el más vendido. Dos matrimonios de personas blancas de Estados Unidos escogieron atuendos de BarbarA’s para su boda, los cuales recibieron a través de colaboradores que viajaron a ese país.
«Fuimos invitadas por la Cámara de Comercio Negra de los Estados Unidos en 2017 a participar en las actividades por su aniversario 25 y nos declararon miembros de honor. Somos el único negocio afrocubano que tiene esa distinción», cuenta Deyni.
El éxito de BarbarA’s ha costado horas de sueño, sacrificios personales y económicos, incomprensiones y hasta discriminación. Deyni es abogada provincial de la vivienda y conjuga su empleo estatal con la gestión de la tienda y el diseño de vestuario. Yurena es alumna del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos y en el negocio se encarga de las áreas de Cooperación, Relaciones Públicas y Comunicación.
«Hay espacios donde nos han negado el acceso. Hace poco presentamos unos diseños en una institución estatal y nos rechazaron sin verlos. Luego enviamos a una persona blanca con el mismo catálogo y se lo aceptaron y lo elogiaron por la calidad del trabajo. Somos mujeres negras activistas con un negocio de ropa y no hemos sido bien vistas por eso», comenta Deyni.
Esas actitudes forman parte del racismo estructural y la discriminación que están latentes aún en nuestra sociedad y que Deyni y Yurena intentan combatir a través de la sinergia entre arte y comunidad.
BarbarA’s no nace solo como negocio, sino como un espacio para encauzar dos necesidades. Por un lado, es la herencia de la mamá de Deyni, una madre soltera que sacó adelante nueve hijos, trabajaba en un central azucarero y cosía gratis para sus vecinos. Bárbara —su nombre— fue una matriarca y referente familiar de quien entendieron la importancia de servirle a la comunidad.
Por otro lado, está la experiencia académica y el activismo. Además de abogada Deyni es antropóloga e investigadora de temas afrocubanos y durante 11 años gestionó un proyecto llamado Moros y Cristianos en la localidad Cayo Hueso, donde atendían a niños en desventaja social.
«En muchas entrevistas, en trabajos, en investigaciones que habíamos hecho, salía a flote la poca existencia de espacios para las personas afrodescendientes. Cuando tuve la idea de abrir la tienda se lo comenté a mi hermana y a ella le encantó. A partir de ese momento, involucramos mujeres que eran víctimas de violencia y madres solteras; o sea, los grupos de investigación que nosotros habíamos trabajado e identificado como vulnerables», explica Deyni.
Decidieron conjugar la pasión de la madre/abuela con la proyección académica y social y abrieron BarbarA’s: un proyecto que en sus seis años de fundado constituye un referente de la moda y la proyección comunitaria.
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