Muchos cubanos se preguntan: ¿por qué, si Cuba es un archipiélago, no hay acceso profuso —sobre todo después de la década de los noventa del siglo pasado— a pescados y productos del mar?
La respuesta de las autoridades cubanas a la interrogante es que los productos del mar que consumían los cubanos antes del derrumbe del campo socialista provenían de la importación y de lo que capturaba la gran flota de altura (pesca en aguas internacionales) con la que contaba el país en las décadas de los setenta y ochenta.
Así lo afirmó Armando Posada, presidente del Grupo Empresarial de Industria Pesquera, en la emisión del 19 de septiembre de 2024 de la Mesa Redonda. El funcionario aseguró que estaba convencido de que su grupo empresarial podía producir más, pero aseguró: «[sin llegar] al consumo que teníamos en la década de los ochenta porque dependíamos de la importación y la flota con la que contábamos en su momento».
Randy Alonso, director de la Mesa Redonda y de Cubadebate, había repetido el argumento de Armando Posada en varias oportunidades anteriores. En junio de 2023, mientras entrevistaba en su programa televisivo a Midalys Naranjo Blanco, viceministra de la Industria Alimentaria, Alonso le preguntó a la funcionaria cómo resolver los desafíos que enfrentaba «un país que en algún momento tuvo una buena producción de pescado pero que no era en sus costas».
La viceministra no refutó a Randy, sino que aseguró: «aunque somos un país que estamos rodeados de mar, nuestras aguas no poseen los niveles de pescado que nosotros necesitamos para cubrir la demanda de la población». La frase fue reseñada por varios medios de prensa independiente.
La respuesta de Midalys Naranjo complementaba la justificación estatal. Para que sonara mejor el argumento era insuficiente decir que no hay productos del mar porque no se pueden importar ni pescar fuera. Hacía falta afirmar, además, que en aguas nacionales —las únicas a las que ahora tienen acceso los pescadores cubanos— tampoco existen los recursos que demanda la ciudadanía.
Sin embargo, la versión oficial es, cuando menos, ENGAÑOSA.
Lo primero que omite la oficialidad es el dato sobre cuál es la demanda de pescado de los cubanos. En Cuba, en 1959, se pescaban alrededor de 18 000 toneladas de productos del mar en la plataforma insular (la franja de mar alrededor del archipiélago, hasta las 200 millas náuticas), de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). La FAO aclara que, incluida la pesca en aguas interiores (embalses de agua dulce), la producción total de pescado rondaba las 23 000 toneladas de captura total.
Con tal producción, los periódicos locales anunciaban las ofertas de pescados y productos del mar que se vendían en los mercados cubanos.
En 2022, último año con datos oficiales desagregados publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI), Cuba logró capturar una cantidad de pescado similar a la de antes de 1959, alrededor de 22 000 toneladas. Sin embargo, a diferencia de las sostenidas ofertas de productos del mar que se promocionaban en los periódicos como Diario de la Marina, en la actualidad es difícil encontrar una oferta regular de pescados y mariscos en las pescaderías cubanas y mucho menos en los medios impresos locales. Y no precisamente porque en las aguas de la plataforma insular de la isla no haya suficientes peces o porque no haya una flota de altura. Otros países están en igual situación y no tienen —ni por aproximación— los mismos resultados.
El consumo per cápita anual de pescado en Cuba en 2021 fue 3.8 kg, según datos oficiales. Sin embargo, la cifra difiere de los 6.1 kg que reportó el proyecto «El Mundo en Cifras», el cual utiliza datos de la FAO. La diferencia numérica no sorprende porque las cifras de la FAO provienen directamente de los Gobiernos locales y se conoce que el régimen cubano tiene un historial de manipulación de estadísticas.
Aun así, los datos oficiales proporcionados por Cubadebate en 2021 pueden utilizarse para comparar a la isla con el resto de los países de América cuyas estadísticas han sido computadas por «El Mundo en cifras». La comparación arroja que Cuba está entre los cuatro países del continente que consumen menos de 5 kg de pescado por persona al año. El archipiélago caribeño queda por detrás de países pobres y con poblaciones similares, como Haití (4.97 kg) y Honduras (4.55 kg); y en niveles comparables con Guatemala (3.43 kg). Cuba solamente superaría el consumo de pescado de Bolivia, un país sin acceso al mar, cuyo consumo per cápita anual es 2.7 kg.
Los consumos de pescado en la región varían. Los países desarrollados de Norteamérica (Canadá [20.52 kg] y Estados Unidos [22.36 kg]) tienen un consumo de pescado que supera los 20 kg anuales por persona. Sin embargo, hay otras naciones del Cono Sur como Perú (26.5 kg) y Guyana (25.43 kg) que los superan.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda comer entre 10 y 12 Kg de pescado al año. A pesar de que hay altos consumidores de pescado en el continente americano, la mayoría de los países tienen niveles de consumo inferiores a la cifra señalada. De acuerdo con la FAO, el promedio de consumo per cápita del continente es 9 kg anuales.
No obstante, cada una de las islas del Caribe que comparten condición geográfica con Cuba mantienen niveles de consumo de pescado superiores a los de la mayor de la Antillas y muchas de ellas superiores a la cifra recomendada por la OMS. En el Caribe no solo los haitianos superan a los cubanos en el consumo de pescado, también los dominicanos, con un consumo per cápita anual de 8.29 kg. Otros pueblos como el jamaiquino (27.59 kg) y el barbadense (42.46 kg) comen nueve y 12 veces más pescado que los cubanos.
Los datos anteriores demuestran que, o bien las condiciones en la plataforma insular cubana son más severas que en el resto de la región donde se encuentra Cuba, o las capacidades del sistema pesquero cubano son considerablemente inferiores a las de otros países vecinos. La mayoría de las naciones mencionadas, en especial las del Caribe, tienen acceso a aguas similares a las cubanas y no cuentan con una flota pesquera de altura como la que poseía la isla en las décadas de los setenta y ochenta.
Una investigación publicada en la revista multidisciplinaria Science Advances, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, reveló que solamente 14 países concentran las flotas que realizan el 90 % de la pesca de altura a nivel mundial. Según el estudio, la pesca de altura a la escala actual solo es viable gracias a importantes subsidios gubernamentales, sin los cuales hasta el 54 % de las zonas de pesca en alta mar no serían rentables.
Durante las décadas de los setenta y ochenta, la rentabilidad del modelo económico cubano era una ficción basada en el apoyo soviético y en la pertenencia al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Así, el régimen cubano logró lo impensable en la actualidad, estar dentro del puñado de naciones que concentraban en sus manos la pesca de altura en el mundo. La desaparición de las 100 000 toneladas de pescado anuales que como promedio entregaba la flota de altura, es utilizado hoy por las autoridades para justificar la ausencia de pescado en la mesa del cubano.
Sin embargo, según un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) de junio de 1986, basado en datos de la desaparecida Comisión Estatal de Estadísticas de Cuba, durante las décadas de 1970 y 1980 la disponibilidad de productos del mar en Cuba —entre capturas totales e importaciones— duplicaba las cifras obtenidas exclusivamente por la flota de altura. En 1978, por ejemplo, las capturas totales sin contar las importaciones llegaron a 214 000 toneladas.
¿De dónde provenían las 100 000 toneladas adicionales a las aportadas por la flota de altura? Principalmente, de las aguas que rodean al archipiélago cubano. En la plataforma insular, es decir, en las aguas cercanas al archipiélago, se capturaban como promedio unas 70 000 toneladas de productos del mar anualmente durante esas décadas. Lo anterior, sumado a las 100 000 toneladas que aportaba la flota de altura y a las más de 30 000 toneladas que se importaban, elevaban la disponibilidad total de productos del mar a cerca de 200 000 toneladas anuales.
Las declaraciones de Randy Alonso y de Armando Posada no solo son engañosas, sino que son manipuladoras. Los datos históricos de capturas no solo los manejan los burócratas cubanos, sino que también han sido ofrecidos a la prensa oficialista. En 2021, Ariel Padrón, entonces director de Regulaciones del Ministerio de la Industria Alimentaria y hoy director de Negocios del Grupo Empresarial de la Industria Pesquera, aseguró a Cubadebate que en décadas anteriores se pescaban unas 70 000 toneladas de productos del mar en la plataforma insular, lo que contribuía a que los cubanos consumieran 16 kg de pescado anuales por persona.
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