400 000 CUP paga una mipyme en Las Tunas por transportar un contenedor de pollo desde el puerto de Mariel en Artemisa; 900 000 CUP le cuesta a una empresa privada de Guantánamo.
Aunque el Gobierno cubano insiste en topar los precios máximos minoristas de la venta del pollo y de otros alimentos, el cálculo oficial de 310 CUP por libra (680 CUP el kg) no garantiza la rentabilidad de los negocios.
El precio del pollo troceado no puede ser igual en La Habana, Las Tunas y Guantánamo. Los costos suelen variar proporcionalmente según la distancia recorrida.
Aunque la transportación es solo uno de los aspectos que encarece el precio de los productos que importan las mipymes, preocupa que se trata de un asunto sin solución a corto plazo.
La rastra que transporta el pollo
Un contenedor de pollo, por ejemplo, solamente es liberado en el puerto cuando el cliente cumple con los servicios de pago, se realiza la verificación de que no ha sido tocado y se carga —siempre que haya disponibilidad de transporte y combustible—.
En una reunión entre la viceministra de Finanzas y Precios Lourdes Rodríguez Ruiz y varios empresarios privados mayoristas, la funcionaria reconoció que el problema de la transportación de mercancía es una de las principales preocupaciones del sector privado y que el Gobierno no tiene una solución a corto o mediano plazo.
En el audio al que tuvo acceso elTOQUE de forma exclusiva, Rodríguez Ruiz señaló que la solución ideal para disminuir los costos de la transportación era la contratación de empresas estatales, pero «como el país no tiene divisas para comprar pollo, tampoco tiene divisas para comprar un camión o sus piezas».
«Todos saben que hay mucha complejidad para los servicios de transportación, al punto de que la canasta familiar normada en ocasiones tiene su transportación apoyada con transportistas privados», dijo.
En su intervención en la televisión cubana, la viceministra también reconoció las dificultades para abordar el asunto con las empresas estatales y disminuir los costos.
Una emprendedora habanera con los almacenes en Camagüey ejemplificó que paga un «precio alto» a los transportistas privados porque los estatales no tienen combustible y su tendencia es no transportar a los privados.
«El transporte estatal me sale a 19 000 o 20 000 CUP, pero cuando voy a hacer la solicitud no hay petróleo, hay una pieza rota, no se puede. Tengo que ir al transportista privado que me cobra entre 400 000 y 450 000 CUP».
La emprendedora ejemplificó que aunque tenía varios contenedores de pollo con disposición para enviarse a Guantánamo, los altos precios de la transportación la hicieron declinar.
«Me cuesta casi un millón de pesos llevar el pollo. Con dolor en mi alma dije que no. Y en Guantánamo no hay pollo».
De «fatalismo geográfico» calificó la viceministra este caso específico y aseguró que «los compañeros de Guantánamo están conscientes de la dificultad que tienen».
Al costo de la transportación se suma el de la refrigeración, porque productos cárnicos como el pollo o las salchichas necesitan bajas temperaturas para que se conserven.
Aunque lo ideal y más rentable para muchas empresas sería tener cámaras frías móviles, la mayoría de las mipymes compran contenedores refrigerados cuyos precios oscilan entre 10 000 y 15 000 USD.
Una búsqueda entre páginas en redes sociales que ofertan pollo troceado, confirmó que en Guantánamo el precio es superior que en Las Tunas y en La Habana (400 CUP por libra, entre 360 y 350 CUP por libra y entre 310 y 340 CUP por libra, respectivamente).
Una de las posibles soluciones que dio la viceministra fue la concertación de las mipymes con los fletes para que las importaciones se realicen en otros puertos del país.
Sin embargo, según comentaron emprendedores a elTOQUE, el asunto no es tan simple como parece.
«Los contratos se realizan, en la mayoría de los casos, con las importadoras estatales que reciben los contenedores en el Mariel. No es prioridad para una mipyme de La Habana distribuir pollo en Guantánamo y probablemente a una de Guantánamo tampoco le convenga el negocio debido a los altos costos de transporte, que deben sumarse al precio de venta al público», explicaron.
El puerto de Mariel opera el 80 % de las cargas contenerizadas que llegan a Cuba y el puerto de Santiago de Cuba asume el resto, según cifras oficiales.
Aprovechar el sistema ferroviario
Un reporte de la televisión cubana abordó la transportación de las importaciones a través de la empresa ferroviaria de Mariel, Ferromar S. A.
Según la información, con la implementación del proceso «Puerto a Puerta», una sola entidad se encargaría de los procesos de planificación, extracción de contenedores, administración en centros de carga y descarga, planificación hasta el primer almacén y devolución hacia los puertos que indiquen las navieras. De esa forma, se ganaría tiempo en el tráfico de cargas.
Alejandro Zanoletti Martínez, subdirector de la Sociedad Mercantil Ferromar S. A., explicó que el cliente debía solicitar en procesos separados la transportación ferroviaria, la automotor y la gestión del centro de carga y descarga. Ahora gestionaría el proceso a través de Ferromar.
Hasta junio de 2024, Ferromar ofrecía cobertura al 10 % de las cargas con contendedores desde y hacia el Mariel.
Según explicó Zanoletti Martínez, la transportación de las cargas las realizan en dependencia de la demanda. Los trenes de Ferromar S. A. llegan hasta Holguín y la estabilidad de sus servicios abarataría los costos de las importaciones en el oriente del país.
Sin combustible no se mueve la comida
La escasez de combustible encarece la transportación de mercancía. Ante la escasez de gasolina y petróleo en los servicentros cubanos en moneda nacional, tanto los transportadores como algunas mipymes que tienen sus vehículos deben comprar el combustible en dólares. Dólares que, además, deben adquirir en el mercado informal debido al desabastecimiento de divisas en las entidades bancarias. Dólares que luego en la factura deben declararse a la tasa de 1 USD por 120 CUP, cuando es un secreto a voces que realmente cuesta tres veces más, según el mercado informal.
Durante la reunión con emprendedores, el contador de una mipyme habanera que posee una rastra ejemplificó que desde hace seis meses no tienen combustible por la tarjeta de Fincimex.
«Tuvimos que sacar una tarjeta Clásica personal —no permiten que sean para mipymes— y poner dólares en ella para comprar petróleo. Tampoco es posible transferir moneda libremente convertible (MLC) a la tarjeta».
Dijo, además, que la inestabilidad en la red de servicentros en dólares hace que tengan que hacer largas colas para garantizar el combustible de un viaje de ida y vuelta a provincias del centro u oriente del país.
El contador dijo que la crisis con el combustible es la que encarece el precio de la transportación y que los mecanismos creados por el Fincimex son «surreales».
Al respecto, la viceministra del Ministerio de Finanzas y Precios dijo que «tomaba la referencia» para «analizar» más adelante por qué no se ha reconocido la figura de las mipymes para la compra de la tarjeta Clásica. Sobre el desabastecimiento de combustible reconoció que se trataba de un problema nacional sin solución por el momento.
El socio de una empresa privada con 31 vehículos a su cargo preguntó por qué la MLC no se puede transferir a una cuenta Clásica.
«¿Cuál es el problema? ¿La MLC no son euros, libras esterlinas, dólares depositados en cuentas? ¿Por qué no puedo destinar dinero de la MLC para la compra de combustible en una tarjeta Clásica? ¿Por qué hay que cambiar divisas en la calle para depositar el efectivo en esas tarjetas?», se preguntó.
«El Estado nos obliga a cometer el delito de la compra ilegal de divisas y después nos sanciona», concluyó el emprendedor.
Una emprendedora que tiene almacenes en Camagüey sugirió que se destine en La Habana al menos un Cupet para los trabajadores privados porque además de competir con el resto de la población, casi nunca hay combustible para garantizar los servicios.
El desconocimiento de cómo funciona la formación de precios de las empresas privadas y de los detalles de su funcionamiento dio al traste para que el Gobierno suspendiera la aplicación del tope de precios a los productos.
Importación de combustible
La importación de combustible fue una de las sugerencias de los empresarios privados durante la reunión con la viceministra de Finanzas y Precios.
La funcionaria respondió que el Ministerio de Economía y Planificación era la institución que autorizaba las actividades, pero que hoy es el Órgano de Atención de Actores Económicos el que tramita las propuestas de cambios.
Con el transporte —como en otros asuntos relacionados—, la respuesta de la viceministra fue que «tomarán nota».
Roberto Fulton, director de Importaciones del Ministerio de Comercio Exterior, argumentó que la importación de combustible no es igual a la de alimentos u otros productos, sino que lleva otro rigor en las embarcaciones, las cargas y los controles. «Es difícil, pero no imposible», dijo.
Según los datos del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, en junio de 2024 se importaron por primera vez a la isla 4.485 dólares de gasolina con plomo, un combustible altamente tóxico prohibido en varios países y usado en vehículos antiguos. La información no especifica si la importación fue privada o estatal.
A pesar de las explicaciones y soluciones aportadas por los emprendedores y de la insistencia de las autoridades en que las reuniones son para «concertar» con los actores económicos, ambos funcionarios solo aseguraron que tomarían nota de las opiniones y «revisarían» las medidas de tope de precios propuestas.
En teoría, algunas empresas privadas optan por absorber una parte o la totalidad del costo de transporte para mantener precios competitivos en sus productos. Sin embargo, las condiciones de Cuba no permiten que los actores no estatales tomen las decisiones.
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