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Mayli Estévez

Mayli Estévez

Periodista deportiva en Cuba. Naranja, albiceleste y culé. En ese orden. Disfruto tanto un regate como una obra de teatro callejera. Llevo a la par todas las pasiones humanas porque todavía creo.
Armar un equipo Cuba, incluso cuando el béisbol nacional no goza de su mejor momento, siempre causa polémica. Por si fuera poco, es momento en el que los regionalismos se acrecientan y todos apuntan que su equipo provincial es el más «perjudicado».
El talento no es cuestión de suerte, se trabaja, se pule y se explota, pero la casta está ahí. Su apellido pesaba en Cuba y en MLB y Yuliesky ha sabido ponerle ribetes dorados.
Es llamativo que cuando el dinero tocó la puerta y la desesperación de las fugas hizo mella en el «buque insignia» se acabó el patrioterismo del «deporte libre vs. el deporte esclavo». De pronto, quisieron ser «esclavos» con cientos de miles de dólares en el bolsillo.
¿Pudiera ser peor la actuación de Cuba en la sede estadounidense que en París? Por supuesto, lamentablemente hemos comprobado que las predicciones respecto a la otrora vanguardia deportiva del continente tienen que ir a la baja.
Cuba se despidió de París 2024 con solo dos medallas: un oro y un bronce; una de las peores actuaciones de su historia olímpica en el boxeo en más de 50 años.
Cuando el púgil camagüeyano Julio César la Cruz cayó ante el cubano-azerí Loren Alfonso, los patriotas baratos que pululan en redes sociales se rasgaron las vestiduras y volvieron a calificar de robo lo que estuvo muy claro encima del ring.
Me llama muchísimo la atención que Las Tunas consiguiera los campeonatos ante novenas históricas. Enterraron a Villa Clara en 2019 con bastante facilidad, a Industriales los barrieron en 2023 y ahora a Pinar los liquidaron en cinco juegos.
Si Luis Orta quiere serle «fiel a Fidel», ¿por qué Fernando Dayán no podía decir que solo volvería a competir por Cuba en libertad?
Todavía no se enciende el pebetero en los Juegos Olímpicos de París 2024 y la delegación cubana arrastra al menos dos fugas en España. La meta ambiciosa de cinco títulos sigue entre algodones.
En la actual temporada de las Grandes Ligas de Béisbol se extraña el protagonismo de los peloteros cubanos. Tal parece que se nos apagaron las estrellas en el mejor béisbol del mundo.
Mexicali parecía la oportunidad redonda para que Cuba regresara al principal evento beisbolero del Caribe; pero le tiraron un balde de agua fría.
Les tengo malas noticias, los León, las Vargas, los Dayán Jorge, los Jordan Díaz seguirán existiendo y continuarán brillando para sus países de adopción, donde los hicieron sentirse personas y no fichas de ajedrez.
Ni «cortos ni perezosos», el fin de semana pasado los «galácticos» de Texas mandaron al inicialista cubano a las duchas frías con un directo «Gracias por todo, Abreu, la mejor de las suertes».
Mientras el mundo ve brillar a los atletas cubanos bajo otros colores, la luz no salva a Cuba, que sigue acumulando deportistas a cuentagotas para lo que seguramente será la delegación olímpica más demacrada de su historia.
Entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, que Cuba no consiguiera un equipo completo de boxeo de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024 parecía una apuesta segura.

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Mayli Estévez

Mayli Estévez

Periodista deportiva en Cuba. Naranja, albiceleste y culé. En ese orden. Disfruto tanto un regate como una obra de teatro callejera. Llevo a la par todas las pasiones humanas porque todavía creo.

Armar un equipo Cuba, incluso cuando el béisbol nacional no goza de su mejor momento, siempre causa polémica. Por si fuera poco, es momento en el que los regionalismos se acrecientan y todos apuntan que su equipo provincial es el más «perjudicado».
¿Pudiera ser peor la actuación de Cuba en la sede estadounidense que en París? Por supuesto, lamentablemente hemos comprobado que las predicciones respecto a la otrora vanguardia deportiva del continente tienen que ir a la baja.
Me llama muchísimo la atención que Las Tunas consiguiera los campeonatos ante novenas históricas. Enterraron a Villa Clara en 2019 con bastante facilidad, a Industriales los barrieron en 2023 y ahora a Pinar los liquidaron en cinco juegos.
En la actual temporada de las Grandes Ligas de Béisbol se extraña el protagonismo de los peloteros cubanos. Tal parece que se nos apagaron las estrellas en el mejor béisbol del mundo.
Ni «cortos ni perezosos», el fin de semana pasado los «galácticos» de Texas mandaron al inicialista cubano a las duchas frías con un directo «Gracias por todo, Abreu, la mejor de las suertes».
El talento no es cuestión de suerte, se trabaja, se pule y se explota, pero la casta está ahí. Su apellido pesaba en Cuba y en MLB y Yuliesky ha sabido ponerle ribetes dorados.
Cuba se despidió de París 2024 con solo dos medallas: un oro y un bronce; una de las peores actuaciones de su historia olímpica en el boxeo en más de 50 años.
Si Luis Orta quiere serle «fiel a Fidel», ¿por qué Fernando Dayán no podía decir que solo volvería a competir por Cuba en libertad?
Mexicali parecía la oportunidad redonda para que Cuba regresara al principal evento beisbolero del Caribe; pero le tiraron un balde de agua fría.
Mientras el mundo ve brillar a los atletas cubanos bajo otros colores, la luz no salva a Cuba, que sigue acumulando deportistas a cuentagotas para lo que seguramente será la delegación olímpica más demacrada de su historia.
Es llamativo que cuando el dinero tocó la puerta y la desesperación de las fugas hizo mella en el «buque insignia» se acabó el patrioterismo del «deporte libre vs. el deporte esclavo». De pronto, quisieron ser «esclavos» con cientos de miles de dólares en el bolsillo.
Cuando el púgil camagüeyano Julio César la Cruz cayó ante el cubano-azerí Loren Alfonso, los patriotas baratos que pululan en redes sociales se rasgaron las vestiduras y volvieron a calificar de robo lo que estuvo muy claro encima del ring.
Todavía no se enciende el pebetero en los Juegos Olímpicos de París 2024 y la delegación cubana arrastra al menos dos fugas en España. La meta ambiciosa de cinco títulos sigue entre algodones.
Les tengo malas noticias, los León, las Vargas, los Dayán Jorge, los Jordan Díaz seguirán existiendo y continuarán brillando para sus países de adopción, donde los hicieron sentirse personas y no fichas de ajedrez.
Entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, que Cuba no consiguiera un equipo completo de boxeo de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024 parecía una apuesta segura.

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