plato, escudo cubano

Foto: elTOQUE.

Estado actual de la deuda soberana de Cuba

20 / enero / 2023

«Deuda eterna» era un juego de mesa cubano que pretendía ser la contrapartida de Monopolio; además de instruir a los niños en la noción de que la deuda externa era eterna e impagable.

Fidel Castro defendió e impulsó la idea y declaró a Cuba en default desde finales de la década de los ochenta. El default o la suspensión de pagos es el término que se utiliza en derecho para definir la situación en la cual un país o un deudor no quiere o no puede cumplir con las obligaciones de pago contraídas con sus acreedores.

En la clausura de un encuentro internacional que se organizó en La Habana en agosto de 1985 para discutir el tema de la deuda externa, Fidel Castro declaró

«No hay posibilidades reales de que el pueblo latinoamericano y caribeño se responsabilice por el peso del pago de las deudas colosales contraídas por nuestros Gobiernos. Ni siquiera es viable continuar pagando los altos intereses a expensas del sacrificio de nuestro desarrollo y bienestar. (…) El problema de la deuda, antes de ser financiero, es fundamentalmente político, y como tal debe ser encarado. Lo que está en juego no son las cuentas de los acreedores internacionales, sino la vida de millones de personas que no pueden sufrir la permanente amenaza de medidas recesivas y del desempleo que traen la miseria y la muerte».

¿QUÉ ES LA DEUDA EXTERNA O SOBERANA DE UN PAÍS?

Deuda soberana o deuda externa es el término que se utiliza para calificar el grupo de obligaciones que tiene un país con respecto a otros países o instituciones. Es el monto total de la deuda pública de una nación que está en manos de acreedores extranjeros, sean particulares, instituciones financieras o Gobiernos.

Los Gobiernos toman préstamos de acreedores extranjeros para gastar más de lo que pueden cubrir con sus producciones, lo que produce la deuda. Otro motivo para contraer deuda es invertir en el futuro. Los Gobiernos pueden tomar grandes préstamos para la construcción de una nueva carretera, una central eléctrica o un sistema de trenes subterráneos de importancia. Los costos iniciales pueden ser en extremo altos, y entonces el reembolso se distribuye a lo largo de muchos años. Pero, con suerte, las inversiones estimulan el crecimiento a más largo plazo, lo que justifica el endeudamiento. 

Además de invertir en capital físico, los Gobiernos pueden hacerlo en capital humano, como educación y salud. Una vez más, los beneficios a largo plazo deberían superar el costo del préstamo.

No obstante, en ocasiones, los países se endeudan durante períodos de crisis o para solucionar un contexto desfavorable derivado de una mala gestión de los recursos existentes. En el último caso, se trata de una situación perniciosa porque la deuda no genera riqueza y, además, habrá que pagar los intereses (lo que, como es habitual, lleva al país a una situación peor).

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE LA DEUDA EXTERNA PÚBLICA Y LA COMERCIAL?

Los Gobiernos de los Estados pueden obtener créditos de diferentes orígenes. Pueden establecer acuerdos bilaterales o multilaterales con otros Gobiernos o con organismos internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco de Reconstrucción y Fomento). A menudo, la concesión de préstamos no obedece a objetivos comerciales. Un Gobierno podría prestarle a otro para fortalecer los lazos bilaterales o las alianzas políticas. 

La deuda que adquieren los Gobiernos con otros o con organismos internacionales ―Cuba no pertenece a ningún organismo del sistema financiero internacional― se origina entre entes públicos y, por esa razón, se considera una deuda externa o soberana pública.

También pueden recibir dinero de entidades financieras ―fondos de inversión o pensiones o bancos― pertenecientes al sector privado. La deuda contraída por los Gobiernos o empresas con las instituciones privadas casi siempre tiene como objetivo el desarrollo mercantil y, por ende, se considera una deuda externa comercial.

¿QUIÉNES SON LOS PRINCIPALES ACREEDORES DE LA DEUDA SOBERANA DE CUBA?

Los principales acreedores de la deuda externa pública cubana se agrupan en torno al Club de París, un mecanismo de convocatoria informal entre acreedores oficiales de países endeudados para renegociar, de forma coordinada y conjunta, las deudas externas de los países deudores con dificultades de pago.

Fue creado en 1956 y opera desde la Tesorería del Gobierno de Francia; 22 Gobiernos participan en la actualidad en el Club de París (Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Corea del Sur, Países Bajos, Noruega, Federación Rusa, España, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos).

Asimismo, gran parte de la deuda comercial cubana es manejada por otro grupo de acreedores privados reunidos en torno al Club de Londres. 

Durante la década de los setenta del siglo pasado, los países en desarrollo se endeudaron con los bancos comerciales, principalmente en forma de préstamos de sindicados. La deuda de los Gobiernos con los bancos comerciales se reestructuró a través de comités asesores bancarios. Los primeros casos en los que se adoptó la forma de reestructuración de la deuda fueron las negociaciones con Zaire, Perú, Turquía, Sudán y Polonia en el período comprendido entre 1976 y 1981.

El proceso se replicó en los impagos posteriores y se denominó «London Club» (aunque las negociaciones no siempre han sido en esa ciudad). El término se utiliza para referirse a reuniones celebradas entre acreedores comerciales y un Estado deudor mediante el establecimiento de un Comité Asesor Bancario ad hoc, un Comité Directivo o un Comité de Acreedores. 

El proceso del Club de Londres está aún menos institucionalizado que el del Club de París: no está establecido mediante un tratado, no existe una secretaría ni sedes fijas y los gastos de las reuniones suelen correr a cargo del deudor. Además, a diferencia del Club de París, no hay miembros permanentes y la composición del Comité Bancario Asesor cambia en dependencia del deudor.

Dentro de los principales acreedores de la deuda comercial cubana se encuentra un fondo de inversión con sede en las Islas Caimán denominado CRF I Limited (CFR I Ltd). Algunos especialistas consideran que posee títulos de crédito de la deuda del archipiélago por un valor aproximado de 1 500 millones de dólares. CRF I Limited es el impulsor principal de la demanda que enfrenta Cuba en Londres.

¿CUÁL ES LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA DEUDA SOBERANA PÚBLICA DE CUBA?

1986 fue el último año (antes de 2015) en que Cuba renegoció su deuda con el Club de París. Después de 1986, el archipiélago entró en un default voluntario impulsado por la idea de Fidel Castro de que la deuda era impagable. El hecho se justificó discursivamente mediante la apelación a los efectos que la «crisis de la deuda externa» había generado en Latinoamérica. 

En 1987 Cuba suspendió el servicio de la deuda con el Club de París. Para ello alegó «injerencia» de algunos de sus acreedores en la política interna nacional. 

Tras más de una década de sostener el cese de los pagos de sus compromisos, el Gobierno de La Habana propuso al Club de París, en 2001, una «solución razonable» para sus adeudos. Sin embargo, según el Banco Central de Cuba (BCC), la negociación fracasó debido a las «condiciones totalmente inaceptables» exigidas por los acreedores. 

Después de 2006, tras el ascenso de Raúl Castro al poder, la política en relación con la deuda externa cambió. Entre los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba celebrado en 2011 destaca: «dinamizar el proceso de reordenamiento de la deuda externa con vencimientos a corto, mediano y largo plazos (…), diseñar y aplicar estrategias flexibles de reordenamiento para el pago de la deuda y concluir en el plazo más breve posible estos procesos, garantizar que los compromisos que se adquieran en el reordenamiento de las deudas se cumplan estrictamente, establecer una política para la concertación de nuevos créditos y su uso racional, así como para el manejo y control de los niveles de endeudamiento del país».

En 2011, el Club de París invitó a las autoridades cubanas a retomar conversaciones para renegociar la deuda. De acuerdo con una nota de Reuters, al cierre de 2010 el Club de París informó que Cuba debía a sus miembros 30 500 millones de dólares. Más de 20 mil millones de la deuda correspondían a rublos convertibles de la época de la alianza cubana con la Unión Soviética. Una deuda que Rusia reclamaba y que Cuba se negaba a reconocer.

A la par del acercamiento con el Club de París, en 2011 se inició un proceso de renegociación de la deuda que llevó a que, en ese año, China condonara a Cuba 6 mil millones de dólares. De acuerdo con un reporte del grupo internacional de consultores Development Reimagined y de Oxford China Africa Consultancy publicado en abril de 2019, en los 18 años previos a la publicación del informe, China había condonado cerca de 9.8 mil millones de dólares por concepto de deuda externa. De esa cifra, más de la mitad correspondía a Cuba.

Sin embargo, la condonación de China no impidió que la deuda cubana con el gigante asiático continuara creciendo en los años siguientes. Un informe del laboratorio de innovación e investigación AdiData radicado en Virginia, Estados Unidos, aseguró que en 2021 la deuda cubana con China ascendía a 4 643 millones de dólares.

Como parte del proceso de renegociación de la deuda externa cubana, en 2013 el Gobierno de La Habana también se vio beneficiado por el acto de la Administración mexicana del presidente Enrique Peña Nieto. En 2013 el país azteca condonó el 70 % de una deuda histórica entre ambos Estados que ascendía a 487 millones de dólares.

En 2013, además, Cuba firmó un acuerdo con Rusia, su principal acreedor. Como parte del generoso acuerdo, el Gobierno de Vladímir Putin condonó el 90 % de la deuda que mantenía el Gobierno de La Habana con Rusia desde la era soviética. El total de la deuda, incluidos intereses y deudas de servicio, ascendía a 32 mil millones de dólares. 

El acuerdo que la Duma rusa estableció en julio de 2014, días antes de una visita de Putin a Cuba, implicaba que la deuda entre ambas naciones quedaría solo en 3 200 millones de dólares que debían pagarse en diez años. 

Todos los procesos individuales de renegociación de la deuda pública externa cubana fueron el preludio del acuerdo de 2015 con el Club de París. En ese año, el Gobierno de La Habana, representado por Ricardo Cabrisas, firmó un acuerdo con un grupo ad hoc de 14 países miembros del Club de París que terminó por condonar una parte importante de la deuda con el grupo de acreedores (unos 8 500 millones de dólares y el reconocimiento de la existencia de una deuda total con el Club que ascendía inicialmente a 15 mil millones de dólares). La cifra definitiva terminó por ser de 11 100 millones de dólares, debido a que los títulos de la deuda estaban expresados en euros y otras divisas y a que en el momento de la firma del acuerdo marco el dólar se había apreciado en el mercado internacional.

LA SITUACIÓN POSTERIOR A 2019 

A pesar de que las autoridades cubanas dieron pasos importantes para renegociar e intentar cumplir con los compromisos de pago de la deuda externa, no han podido sostener la decisión en el tiempo.

Producto del proceso de renegociación, think tanks económicos de reconocido prestigio internacional como Economist Intelligence Unit reconocieron en 2017 que Cuba, al reducir significativamente los atrasos y los costos de servicio de la deuda, podía manejar los pagos acordados si se mantenían las tasas de crecimiento económico que el grupo había vaticinado para el archipiélago. 

Economist Intelligence estimó en aquel entonces, además, que la relación entre la deuda externa y el PIB de Cuba era relativamente baja (rondaba el 31.6 %, en comparación con un promedio de 39.7 % para América Latina y el Caribe). También consideró que las cargas de los pagos del servicio de la deuda, en torno al 2 % del PIB, podrían ser manejados por las autoridades cubanas. 

No obstante, reconocieron que los pronósticos podrían afectarse porque los índices cubanos de la relación entre deuda y exportaciones (22.3 %) estaban ligeramente por encima del promedio regional (20.9 %) y muy por encima de la mediana de 13.2 % para países con una calificación similar en su modelo de Riesgo País. La solvencia de Cuba para asumir los pagos de la deuda también podría verse afectada «por su sistema poco ortodoxo de gestión económica y circunstancias internacionales excepcionales: el acceso limitado del país a las finanzas internacionales debido a la falta de transparencia, el historial deficiente de pagos y los continuos efectos directos e indirectos de las sanciones de Estados Unidos».

Entre 2015 y 2018 Cuba cumplió, de acuerdo con declaraciones de Ricardo Cabrisas, vicepresidente cubano encargado de la renegociación de la deuda externa, con los compromisos de pago asumidos en los diferentes convenios de renegociación de la deuda. Sin embargo, para 2019 las autoridades comenzaron a dar muestras de su incapacidad de cumplir con lo prometido.

En 2019 no pudieron cumplir con la totalidad de los pagos comprometidos y en 2020 —año de inicio de la pandemia de COVID-19— se declararon incapaces de asumir sus obligaciones y pidieron al Club de París un período de dos años de gracia. El grupo de acreedores estuvo de acuerdo en conceder únicamente un año de impagos y se logró un acuerdo del que no se tienen detalles.

Durante ese período de tiempo, Cuba tampoco fue incluida en el acuerdo del G-20 para extender una moratoria en el pago de la deuda a las naciones más pobres; lo cual complicó su situación en relación con los pagos.

José Luis Rodríguez, exministro de Economía cubano y actualmente investigador, reconoció la incapacidad cubana para cumplir con sus compromisos internacionales. En un artículo publicado en Cubaperiodistas afirmó que, a pesar de los avances logrados por el país en materia de renegociación y pago de la deuda entre 2015 y 2018, «no se logró crear los mecanismos para hacer sostenible el pago de la deuda externa, que en 2016 llegaba a unos 29 891 miles de millones de dólares, con un servicio anual promedio entre 2015 y 2018 de 2 500 millones, que no se alcanzaba siquiera cubrir con el saldo promedio de la balanza comercial de esos años, que llegaba solo al 95.1 % del servicio de la deuda».

La incapacidad quedó demostrada con la gira internacional realizada por el presidente Miguel Díaz-Canel en noviembre de 2022, en la cual logró que Argelia, uno de los principales suministradores de petróleo tras la crisis venezolana, condonara el pago de los intereses acumulados por la deuda cubana y aplazara su reembolso. Como parte de la gira también se produjo otro acuerdo de reestructuración de la deuda con China que implicó la concesión de nuevos créditos comerciales y de inversión, y la donación de 100 millones de dólares. Desde febrero de 2022, el Gobierno cubano también había logrado que la Duma rusa aprobara otro acuerdo de reestructuración de la deuda que asciende a 2 300 millones de dólares. 

Las autoridades de La Habana no ofrecen datos sobre el monto total de la deuda externa cubana, que incluye tanto la comercial manejada por el Club de Londres como la pública manejada por el Club de París. Las publicaciones oficiales solo recogen la deuda activa, que es la que ha sido reconocida y negociada por Cuba. Los datos más actualizados fueron publicados en el anuario estadístico de 2020 y se refieren a 2018. En el reporte, las autoridades cubanas reconocen que la deuda externa cubana asciende a 18 441 millones de pesos cubanos. 

No obstante, el economista Omar Everleny indicó en un reporte de IPS que, al cierre de 2020, el monto total de la deuda externa cubana alcanzaba «unos 28 671 millones de USD, alrededor del 27 % de los 106 343 millones de USD en que se calcula el PIB, de acuerdo con estimaciones de la revista The Economist».

Por su parte, el economista Pedro Monreal utilizó los datos de la revista publicados al cierre de 2022 para alertar que los estimados de la deuda externa total cubana eran preocupantes, pues se pronosticaba que entre 2022 y 2024 mantuviera cifras estables y elevadas «de alrededor de 30 mil millones de dólares, asumiendo pagos de servicio anual de deuda de aproximadamente 2.4 a 2.5 mil millones, con incremento del componente de pago de intereses».

LA DEUDA EXTERNA COMERCIAL DE CUBA 

A diferencia de la deuda externa pública, la deuda comercial ha sido negociada por Cuba solo de forma limitada. Algunos de los acreedores del grupo ad hoc del Club de París negociaron segmentos de deuda comercial al interior de sus acuerdos individuales marcos o en otros que incluyeron instituciones financieras. 

En 2012 las autoridades cubanas llegaron a un acuerdo con instituciones bancarias japonesas para reestructurar una deuda comercial de unos 1 400 millones de dólares. 

No obstante, hay un sector importante de la deuda comercial que sigue sin disputarse. El sector está relacionado con el Club de Londres y otra variedad de prestamistas comerciales, y con la deuda asumida por Cuba antes de 1959.

La deuda previa a 1959 está, mayoritariamente, en manos de inversionistas estadounidenses, y asciende a un valor nominal estimado por algunos entre los 150 y 200 millones de dólares; a lo que se suman las disputas pendientes por razón de expropiaciones masivas que realizó el «Gobierno revolucionario» durante los primeros años de la Revolución.

La deuda vencida se convierte en títulos de crédito que pueden comercializarse. Los bancos o acreedores privados que no están dispuestos a enrolarse en procesos de negociación o reclamación con los deudores morosos muchas veces prefieren vender sus derechos en vez de reclamar la deuda a precios menores que los nominalmente reconocidos. O sea, si un banco o un acreedor le había prestado a Cuba una suma determinada de dinero, con el paso del tiempo y la negativa del archipiélago de cumplir con sus obligaciones de pago, puede vender a otro el derecho de exigir al Gobierno cubano que pague la deuda original concertada. Las deudas vendidas se comercializan incluso en mercados bursátiles.

En 2014 se anunció el restablecimiento de las relaciones entre La Habana y Washington. Con la noticia, se destapó el interés de los acreedores cubanos para renegociar la deuda y aumentó el valor de las deudas nacionales y la atención de inversores por adquirirlas.

Al haberse producido impagos voluntarios por décadas, muchos de los titulares originales de la deuda cubana han vendido sus derechos a terceros. Uno de los terceros es el fondo de inversión CRF I Limited, inversores que se constituyeron como fondo con el único objeto de adquirir de diferentes fuentes la deuda externa vencida de Cuba. En la actualidad es el mayor acreedor cubano de deuda externa comercial.

Hasta hoy, el Gobierno de La Habana ha dado escasas muestras de su disposición para solucionar el problema de la deuda externa comercial. La materialización de acuerdos se han producido solo cuando el régimen de la isla ha entendido que le resulta conveniente. Así sucedió en 1997, cuando el Gobierno de Fidel Castro decidió pagar, luego de 14 años de negociación, 12 millones de dólares canadienses a la compañía de seguros Confederation Life, de Canadá. La suma correspondía a una compensación por bienes y cuentas bancarias expropiadas y congeladas luego del triunfo de la Revolución.

El acuerdo estuvo motivado por el hecho de que en ese tiempo las autoridades cubanas discutían con las canadienses el establecimiento de un acuerdo bilateral de protección a las inversiones, que sería el preludio de una serie de inversiones de gran calado impulsadas por compañías canadienses como la Sherrit International. Una de las condiciones establecidas por Canadá para que el acuerdo se materializara fue que Cuba pagara la deuda con la compañía de seguros Confederation Life. 

En 2001 el Gobierno de Fidel Castro volvió a utilizar la compensación y el pago de la deuda comercial como moneda de negociación. Fue así que le ofrecieron a Estados Unidos el pago de las compensaciones a las personas y empresas afectadas por las expropiaciones de la década de los sesenta a cambio de que la Administración de George W. Bush levantara el embargo. EE. UU. rechazó la propuesta.

Más allá de estos ejemplos, el Gobierno cubano no ha dado muestras serias de querer negociar la deuda externa comercial. En 2018 y motivados por el acuerdo al que había llegado en 2015 con algunos acreedores del Club de París, el Club de Londres contrató a un equipo de especialistas de primer nivel para intentar renegociar la deuda con el archipiélago.

Dentro del equipo se encontraba Matthew McGill, socio de la firma de abogados Gibson, Dunn & Crutcher, de Nueva York. McGill había representado a Elliott Management en el proceso judicial interpuesto en los primeros años del siglo XX en cortes de Nueva York contra la República Argentina. También formaba parte del equipo el ex primer secretario de Estado de Justicia británico Charles Falconer, y Rodrigo Olivares-Caminal, profesor de derecho en la Universidad Queen Mary de Londres.

En 2018, Olivares-Caminal informó a Reuters que el equipo legal contratado por los acreedores del Club de Londres había hecho una propuesta al Gobierno cubano para intentar llegar a un acuerdo como ocurrió en 2015 con el Club de París. Aseguró que estaban «tratando de darle al país otra oportunidad para llegar a un entendimiento amistoso con los acreedores, [lo que] les daría condiciones muy beneficiosas para remediar su situación frente a los mercados de capitales». También dijo que la oferta estaría vigente por un período limitado de tiempo.

Ante la falta de entendimiento era predecible que se abrieran las vías judiciales para solucionar los conflictos (sobre todo, aquellos que como CRF I Ltd tienen como única razón de ser el cobro de la deuda cubana vencida). Además, las condiciones eran propicias, porque después de abril de 2019, la Administración Trump activó los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton (los cuales se habían suspendido de forma ininterrumpida por las Administraciones estadounidenses cuando se dictó la normativa en 1996).

La activación de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton no solo ha dado lugar a las primeras demandas contra compañías extranjeras que comercializan con Cuba, sino que recientemente se produjeron los primeros pronunciamientos de condena. Tal es el caso de la sentencia emitida en primera instancia por la jueza de distrito Beth Bloom, de Miami, en la que condenó a la empresa Norwegian Cruise Line Holdings Ltd. (NCLH) a pagar a Havana Docks Corp, registrada en Delaware, 110 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios por el uso de un puerto que el Gobierno de Cuba expropió en 1960.

Es probable que, por esa razón, en febrero de 2020 CRF I Ltd decidiera interponer ante una Corte de Londres la demanda cuyo juicio se celebrará entre el 23 de enero y el primero de febrero de 2023. Pero, incluso después de interpuesta la demanda, los titulares de la deuda intentaron ofrecer al Gobierno cubano otro acuerdo. CRF I Ltd propuso a Cuba convertir los 1 400 millones de dólares de deuda de la que es titular en un bono de cupón cero sin pagos hasta 2026, según Bloomberg.


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Lazaro

El artículo no ofrece fuentes para comprobar su veracidad. Parece política
Glenda Boza Ibarra

Hola. Gracias por comentar. El artículo tiene varios enlaces a informaciones que confirman cada uno de los argumentos. Le sugerimos que los consulte si tiene dudas.

glenda-boza-ibarra
Lazaro

Andrés Dovale Borjas

Considero que, aunque fuera en un solo párrafo, se debió enumerar las causas del enorme endeudamiento, del no pago de la deuda, y el percápita de deuda correspondiente a cada cubano y su comparación con otros países.
Andrés Dovale Borjas

Ludwig

Como mínimo el artículo nos devela los entresijos históricos y económicos de los porqué y los por cuanto de lo que nadie en la prensa oficial se atreve a hablar, a no ser para distorsionar y confundir a la opinión pública. Un tema bien peliagudo que debiese ser discutido abiertamente por toda la nación, con especialistas en todos los campos y dejando fuera posiciones ideológicas que entorpezcan la claridad de todos los argumentos. Gracias por arrojar algo de luz.
Ludwig

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