Con 24 años, el jardinero pinareño Andy Pagés está siendo esencial en el espectacular arranque de los actuales campeones de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés), los Dodgers de Los Ángeles.
Según las estadísticas de la web oficial de MLB, hasta el 9 de mayo de 2025, Pagés acumula 35 imparables, seis jonrones y 16 carreras impulsadas, con tres robos de bases.
Con promedio ofensivo y más de una jugada espectacular en la defensa del jardín derecho, el pelotero cubano se ha ganado la titularidad de uno de los equipos favoritos para la Serie Mundial de esta temporada.
«Siempre he pensado que puedo ser el jugador de todos los días. Sabemos en el equipo en el que estoy, así que lo único que puedo hacer es dar lo mejor de mí, poner presión, y ya ellos que se vieran obligados a tomar la decisión», dijo recientemente el pinareño a la web especializada Pelota Cubana.
En las últimas semanas, Andy ha brillado en MLB con luz propia desde el cajón de bateo, desplegando una ofensiva tan contundente que le valió el reconocimiento como Mejor Jugador de la Semana en la Liga Nacional.
Su rendimiento lo catapultó, incluso, al grupo élite de los mejores bateadores de las Grandes Ligas, codeándose allí con figuras del calibre de Aaron Judge, Teoscar Hernández y Shohei Ohtani, entre otros.
Pero más allá del diamante en MLB, el jugador pinareño ha estado esta semana en el centro de los reflectores con opiniones divididas, como está dividida Cuba en cualquier cuestión.
¿La causa? Pagés anunció sin miramientos que quiere jugar el VI Clásico Mundial con el equipo de la Federación Cubana de Béisbol, la novena que Miguel Díaz-Canel y compañía apodaron team Asere para darle un efecto de más cercanía con el pueblo.
Un equipo que será despedido tras los entrenamientos habituales en el Latinoamericano capitalino por una comitiva partidista, encabezada por Canel y con la arenga revolucionaria de turno.
Siempre es así, para los dirigentes cubanos el béisbol es política y herramienta para cualquier propósito de este tipo. Que nadie se engañe.
El jardinero pinareño es muy consciente del riesgo que asumió con la decisión de jugar el VI Clásico con Cuba. Aseguró que, aunque hay gente que lo aceptó y otras que no, eso no le preocupa.
«Mi papá me dijo que quería verme jugar por Cuba. Desde el principio que dije que sí ya hubo gente que no lo aceptó y otros que sí. Pero no me preocupo por eso. Siempre habrá personas que hablen mal y otras que apoyen. Como dije: mi papá quiere verme jugar por Cuba y eso es lo único que me importa», añadió.
Esta semana, Pagés también habló con el reportero deportivo Francys Romero y confirmó su propósito —pendiente de permisos de los Dodgers, entre otras cuestiones— y nuevamente habló de su familia en la isla y de que querían verlo en el Clásico Mundial con Cuba.
«Lo que ellos decidan (la dirección beisbolera en Cuba), pero si es por mi criterio, sí estaré», reafirmó en video.
La elección y el motivo del pelotero son tan válidas como lo es la razón por la cual es atacado desde el exilio cubano en Estados Unidos. Si Pagés no cree en lágrimas, los exiliados en Miami, tampoco.
No lo hicieron cuando Yoan Moncada y Luis Robert Jr. vistieron las cuatro letras en el loandepot Park de La Pequeña Habana y no lo harán ahora con Pagés y los otros que puedan sumarse al team Asere de cara al venidero Clásico Mundial.
Críticas le han llovido y le seguirán cayendo al patrullero de los Dodgers, pero también aplausos por la «valentía» de su decisión en medio de la balacera habitual entre las dos orillas del estrecho de Florida.
Lo otro que está en discusión es si aplican o no, con el equipo cubano, las viejas exigencias de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE. UU. Los acápites están de moda también por estos días, aunque a la larga nunca se han aplicado de manera vehemente.
¿Se hará más presión económica (que también es política) sobre los peloteros cubanos en Grandes Ligas para que no jueguen por el team Asere en 2026?
Con el cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado es probable que muchas cuestiones de este tipo, que antes se dejaban bajo el tapete, salgan a la luz y las restricciones aumenten; pero de eso estaremos debatiendo en otra columna dominical.
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