niños, mujer, pared

Foto: Sadiel Mederos.

Maternar en Cuba en 2024

30 / mayo / 2024

Casi termina mayo, mes de las flores, mes de las madres. En muchos lugares del mundo este es el mes escogido para celebrar a quienes nos han dado la vida, en el sentido más amplio de la frase, que va desde darnos a luz hasta criarnos.

En estas fechas siempre me da por pensar en cómo les irá a mis amigas en su tarea de maternar en este país con sus tantas y tantas particularidades.

El Día de las Madres se intercambian postales electrónicas, mensajes amorosos y flores, pero a veces no pensamos cómo ha sido y es la carrera de ser madre en la Cuba de hoy.

Eso fue lo que pregunté a mis amigas y he aquí sus respuestas.

NCC, 58 años, dos hijos, teatróloga, asesora de TV:

Ser madre es un acto de amor incondicional. Es fuente asombrosa de energía, de crecimiento espiritual, es evidencia de que puedes transgredir normas, conceptos, leyes, convenciones y lo que sea necesario para contribuir al crecimiento y bienestar de ellos. Es intensidad de las emociones nunca descubierta, tanto para el sufrimiento como para la alegría. Es eterna certeza e incertidumbre, es renacer y morir de manera visceral a través de sus logros y sus penas. Es la más profunda y estremecedora experiencia que he tenido en mi vida.

LFP, 41 años, dos hijas, artesana:

Ser madre cubana hoy significa reinventarse cada día. Te encuentras constantemente con situaciones y circunstancias que complejizan la vida, que van desde las necesidades más elementales de un ser humano hasta las que se consideran menos importantes, pero que también son vitales; esas emociones, sentimientos y conectar con la fuerza que hay dentro para mantenerse en el camino del amor y de la alegría de vivir.

Ser madre en Cuba hoy significa estar alerta, no dejarse llevar por las riendas de un sistema de creencias y dogmas que nos ha sido impuesto y que contiene el manual de la «madre perfecta», esa que deja de ser ella para representar el papel de la heroína del sobresfuerzo, la mujer que sacrifica todo por sus hijos y su familia. Significa reencontrarse, amarse, decidir ser una madre feliz y apoyar la decisión a pesar de todo, porque sabes que si no eres feliz, tus hijos tampoco lo serán. Significa abrir tu jaula y volar y cantar…

ALH, 58 años, dos hijas, historiadora:

Fui madre en los noventa, un período en el que escaseaba casi todo, pero en el que jamás sentí el ambiente opresivo y desesperanzador que se vive en mi país hoy. Imagino, percibo, lo que significa para las madres de este tiempo mantener a sus pequeños hijos alimentados y sanos, algo que no todas pueden lograr.

Resulta duro que mis hijas, como tantas otras, no quieran parir en Cuba. Sin embargo, no les puedo reprochar la determinación; por dolorosa que sea, es comprensible. De modo que ser madre en este país es prepararse para el desarraigo. El mensaje enviado a los jóvenes el 11 de julio de 2021 —a los que se manifestaron y a los que no— fue muy claro y disparó la atomización familiar. La primera noción de patria fue relativa al patio de las casas en la antigua Roma donde eran enterrados y venerados los ancestros. La sutil noción fue extendiéndose con el correr del tiempo a la ciudad y luego al país en que se vive. En Cuba, la noción se debilita. Nuestros nietos no serán cubanos.

YAB, 44 años, un hijo, escritora:

Ser madre en Cuba siempre ha sido difícil o tal vez tenga que decir que ser madre siempre lo es. Pero en circunstancias complicadas, de carencia e incertidumbre es más duro aún. Ser madre en Cuba en estos tiempos es cargar con los vestigios insulares del machismo, de la legitimada obligatoriedad de los cuidados maternos —como si nadie más pudiera ocuparse de dormir a un bebé, de ir a una reunión escolar, de lavar un pañal o de preparar un biberón—, de la insensibilidad popular y estatal ante un trabajo que no se remunera, pero que es agotador física, económica y emocionalmente. Encima, cargar con la precarización galopante y con la violencia patrimonial que implican los precios y la inflación, amén de la angustia vicaria de ver a otras madres sufrir y no poder o saber cómo ayudarlas.

Ser madre en Cuba es temer que tus hijos no logren realizar sus proyectos de vida o que lo hagan a costa de esfuerzos sobrehumanos, que tengan que elegir entre quedarse y perder oportunidades o marcharse a lograr sus sueños y no volver a vernos. Ser madre en Cuba es temer que, si se quedan, la expresión de su muy justa inconformidad los ponga en la mira de autoridades opresivas y de grupos cuestionadores.

Pero también, ser madre en la Cuba de hoy, es descubrir que juntas somos muy fuertes, que tenemos el poder de construir nuestras redes de apoyo, que tenemos voces que alzar, demandas legítimas que hacer, realidades antiguas que transformar y espacios que ganar y vamos aprendiendo, poco a poco, cómo hacerlo. Ser madre hoy en Cuba es descubrir que, si nos lo proponemos, no estaremos solas nunca más.

YCF, 50 años, una hija, médico:

Ser madre en Cuba es un reto o una locura, depende de ti y de tu mentalidad (si la tienes). Para mí ser madre ha sido una de las más grandes alegrías en mi vida, pero serlo en Cuba tiene un matiz diferente. No te voy a decir que sufro, porque no es mi estilo, pero sí me entristece y me preocupan muchas cosas. Me preocupa el futuro de mi hija, me preocupa que salga hasta tarde y me preocupa las amistades de las que se rodea... pero todo eso es mierda... lo que verdaderamente me preocupa es que mi hija se enferme y no tenga los medicamentos o la atención que necesita, me preocupa que en la escuela no le enseñen cívica de verdad, me preocupa que mi hija no tenga un buen desarrollo físico e intelectual por mala alimentación y peor estimulación sensorial; pero sobre todo, me entristece la realidad de que para lograr muchas de esas cosas haya que emigrar y que mi hija se crie sin sus raíces y alejada de lo que es suyo por derecho de nacimiento, Cuba.

PD: también me preocupa enfermarme, que no puedan o no sepan tratarme, morirme y dejar a mi hija sola.

EPC, 57 años, dos hijos, defectóloga:

Soy madre de dos hijos. Me inicié como madre al comienzo del Período Especial, fue una lucha diaria para satisfacer las necesidades y sobrevivir a los infernales apagones. Con nueve años de diferencia nace mi segundo hijo en mejores condiciones económicas familiares y en un país que parecía salir a flote, año 1999. Fui testigo en nueve años del deterioro acelerado del sistema educativo y de enseñanza en todos los niveles y del resto de las «conquistas».

Hoy soy una madre como cientos de miles con un hijo en el exilio que garantiza mi subsistencia, la que 28 años de trabajo profesional no cubren. Madre de una joven de 25 años que de proyecto de vida tiene el exilio porque los estudios realizados no le garantizarán una vida digna. Ahí está su madre cada día para recordarlo.

AP, 37 años, tres hijos, ingeniera, fotógrafa y diseñadora:

Ser madre en Cuba es... uffff, solo pensarlo es complicado, normalmente no pienso las cosas difíciles, me levanto y las hago y ya. Si no puedo porque está fuera de mi control, bueno, a otra cosa, sin estrés. Sobrepensar siempre me pone tensa y lo evito desde que casi pierdo la vida en una cirugía y me di cuenta de que si yo faltaba, el mundo seguiría y mis hijos, con traumas o no, sobrevivirían. Mi experiencia como madre va más allá de las dificultades para suplir necesidades básicas como lo es la alimentación balanceada para mis hijos.

La experiencia me ha enseñado a ver el lado positivo de las cosas y a buscar la sabiduría en mis acciones y llevarlas a mis palabras para mostrarles el mejor camino en la vida que conozco. Tener la gran responsabilidad de transmitirles conocimientos tan básicos como las reglas de acentuación del español porque en la escuela no las recibieron; a dos días de un examen explicar detalladamente las leyes de Newton y las fórmulas básicas de cálculo de la energía cinética y el abecedario en inglés porque no hay maestros ni profesores comprometidos en las escuelas a las que asisten.

Insistir en la necesidad de que se preparen para la vida, estudiando si quieren, pero en un oficio o varios, sobre todo porque el salario de su madre ingeniera no paga los zapatos que llevan puestos. Así que si dejan la escuela tendrán que limitarse a lo que puede pagar su trabajo. ¿Cómo se le explica a un niño que está entrando en la adolescencia que sus tíos y abuelos inmigrantes son los que compran y mandan sus zapatos porque mamá (a pesar de saber más de tres oficios y haber pasado diez años insistiendo en graduarse de ingeniería) no puede pagar unos aunque no sean de una marca reconocida? Explicarlo no es lo difícil. Lo difícil es hacerlo sin que ellos lleguen a la conclusión de que el sistema de su país no funciona.

Es tener que mover cielo y tierra haciendo amistades nuevas para acceder a un buen estomatólogo para que atienda la muela del niño, pues los que conocía emigraron del país. Pero no me alcanza con los gastos de la comida para pagar lo que cuesta. Algo venderemos para completar el dinero. A pesar de que no me considero de clase baja, los pagos de mis trabajos son irregulares, no tienen una fecha fija, los contratiempos de transferencias limitadas, falta de efectivo, el precio del dólar... una lista sin fin de contratiempos que hacen que por mucho que trabaje nunca sea suficiente para los gastos del mes. Los mayores no se pueden tomar la leche que hay en casa, es de su hermano menor; si les doy a diario, probablemente el pequeño no tendrá cuando se atrase la otra semana en entrar a la bodega.

Pero mamá siempre encuentra una solución para que tengan algo para merendar. El yogurt subió de precio. Sí, se pueden tomar un vaso cada uno después de las ocho, pero mamá no tomará para que les alcance para mañana.

Lo anterior es nada ante la tensión que le tocó vivir a una madre de varones que fue abusada antes de que pudiera recordar. Vivir pendiente de sus conductas, de con quién se reunían cuando eran más pequeños y aún no tenían percepción del peligro, porque si alguien toca a mis hijos como me tocaron a mí no sabría con certeza que final tendrá la historia. Pero vamos, no pienses en eso. Solo haz lo que debes, protegerlos y enseñarlos a ser independientes y a no dejarse manipular.

Mamá no quiere emigrar, pero sus hijos solo ven esa salida. Así que mamá deberá hacer todo a su alcance para lograr cierta independencia económica para darles los recursos para tomar las decisiones que quieren sin meterse en problemas. Todo da vueltas en la cabeza de mamá, se van haciendo hombres y pronto no tendré forma de controlar sus actos. Conversar largas horas sobre la importancia de que se preparen para la vida... nuevamente. Aprendan inglés, elijan un oficio que les guste. Aprendan de finanzas, negocios y ventas. Pero los hijos no son nuestros, no elegimos el sistema en el que vivimos. Al mal tiempo, buena cara. Mamá siempre tratará de ser el mejor ejemplo de perseverancia y de sacrificio para lograr las metas. Mamá no quiere que sean ricos o negociantes o nada en particular, mamá solo quiere que sean felices.

K, 50 años, un hijo, poeta y editora:

Es sabido que convertirse en madre, independientemente de la felicidad que trae a quien lo desea, también significa empezar a tener miedo, significa temerles a decenas de cosas y esos miedos no hacen sino crecer a medida que pasa el tiempo. Así es que ser madre en este momento en Cuba multiplica las angustias de manera exponencial por todos los motivos del mundo. La casi imposible garantía de darle a nuestros hijos una alimentación sana y segura; la posibilidad de que se enfermen en un país donde tanto la atención médica como los medicamentos son fantasmas a perseguir; la violencia creciente y pensar que podrían ser heridos solo para arrebatarles el teléfono; las drogas que forman parte del paisaje cotidiano; los adoctrinamientos escolares que pretenden tapar la realidad con un dedo...

Por lo anterior —que puede ser mucho más, en dependencia de la circunstancia de cada una—, me hago una especie de reinvención constante para tratar de protegerlo con la mayor sinceridad y con la mayor imaginación que pueda. Para que su felicidad, su seguridad y su fe en que la vida puede ser mejor que la que tiene ahora no decrezcan. Para que sea saludable y alegre y una buena persona y un buen ciudadano. Para que siga teniendo ganas de aprender y estudiar. Quisiera que mi hijo tuviera esa buena vida, esa sería mi felicidad.

ILT, 61 años, un hijo, dibujante:

Sufrimiento y tensión constantemente es tener hijos hoy en Cuba, sin importar la edad que tengan. No son libres ni de actuar ni pensar. Si son pequeños no hay economía decente para abastecerlos de lo necesario. Si son adultos es peor, sin poder sostenerse económicamente ni poder expresar su inconformidad. Las madres siempre estamos con el corazón en la boca cada vez que salen a la calle, por el vandalismo existente y por los órganos represivos que te lo llevan sin explicaciones ni derechos.

EN, 38 años, una hija, ambientadora de set:

Ser madre en Cuba es un desafío constante, marcado por la falta de opciones de alimentos saludables y asequibles para tus hijos, así como por los altos precios que dificultan cumplir con tus responsabilidades y necesidades. Salir a pasear con ellos se convierte en una odisea entre las pésimas opciones de transporte, las pésimas opciones culturales o recreativas, todo caro, los gastos se acumulan rápidamente y el salario no da para cubrir las necesidades. Implica constantes explicaciones a tus hijos sobre las limitaciones y carencias del país, porque lo comparan con lo que ven en la televisión y en Internet.

La situación de precariedad económica es especialmente difícil para generaciones mayores, como mi madre de 71 años, cuya jubilación no le permite tener una vida digna y cómoda. Ella depende de sus hijos para vivir decentemente, porque con lo que le pagan de jubilación podría comer quizá una semana. Es injusto que una generación que confió en el sistema se vea ahora en situación de escasez y dependencia.

CE, 49 años, una hija y un hijo, productora y gestora de proyectos:

La experiencia de ser madre en la Cuba de hoy para mí es a través de un teléfono. La confianza de que les llegue mi voz y mi amor protector en la distancia es mi consuelo. Me complace que puedan desayunar, escuchar Spotify, tener esperanzas y que puedan vivir sin miedo a pensar o escribir.

Luego de los sucesos del 11 de julio del 2021, mi hija y mi hijo, aferrados a mis brazos me dijeron que teníamos que irnos de este lugar terrorífico y arcaico. Claro, les dije, han de salvar sus vidas, que no es más que un camino que transitas si puedes dar otro paso. Es muy doloroso, porque somos muy unidos y amantes de nuestra fecunda cultura. Ni eso le pudimos esgrimir a nuestras almas para evitar la separación.

Si crías a personas en el honor, en el respeto, en la ética, si las nutres de lecturas, de la genuina búsqueda del ser esencial, si ellas mismas lo engrosan con el saber de su tiempo, si son personas empáticas, sinceras, sensibles y además artistas son peligrosas para esta forma de Gobierno.

Ser una madre cubana es experimentar un dolor muy profundo de desgajo, de desamparo, de terror.

RFR, 45 años, un hijo, programadora cultural:

«Hay gente que vive sin tanto miedo», siempre me repito la frase como un mantra. A mí, aunque parezca mentira, casi todo me da miedo. Pero me sobrepongo. Yo quería un hijo y lo tuve. Pensaba que no llegaría vivo al tercer mes de vida ni él ni yo, pero misteriosamente vamos por 16 años.

Ha sido difícil la tarea. Porque ¿qué cosa en este país no es difícil? Así que tener a un ser humano a tu cargo es una de las responsabilidades más duras que se puede experimentar por estos lares. Ser madre en Cuba es la continua preocupación de cómo los vas a alimentar, vestir, educar. ¿Cómo será su futuro? ¿Cómo soportaré cuando tenga que pasar el Servicio Militar? ¿Cómo podrá vivir mi hijo honradamente de su salario? Intento ser positiva.

ALGL, 26 años, un hijo, médico:

Espero que goces de buena salud en el momento en que leas mi carta y que tu familia en un futuro próximo la mantenga también. Es duro lo que estoy por contarte, pero es necesaria la advertencia.

Espero que goces de buena salud, que a tus hijos no les falte un plato de comida en vuestra mesa, espero desde el fondo de mi corazón que sean niños felices en abundancia. Espero que puedan correr libres por las calles de tu barrio sin pensar que mamá o papá tuvieron que cederle el desayuno porque en el refrigerador solo había un huevo y este mes no alcanzó el dinero para comprar pan para sus meriendas. Espero que tus hijos vayan felices a la escuela con sus tenis sin remiendos y la barriga llena. Espero que tus hijos puedan estudiar y formarse en lo que ellos desean, con un maestro a su lado que cada día goza enseñar a sus muchachos. Espero que tu hijo tenga metas y sueños en la vida y que la realidad no haya tenido tiempo de arrancar cada uno de ellos de su pequeña cabeza. Espero que él diga orgulloso que quiere ser doctor, ingeniero o magistrado. Espero que tu hijo desee ser licenciado.

Espero con mi alma que tus hijos pequeños puedan ser cuidados para que tú trabajes y puedas llevar comida caliente a tu mesa. Espero que puedas trabajar en lo que amas y que no tengas que elegir entre cuidar a tu bebé o a cuidar a los enfermos. Mi vida se basa en eso. Espero que tengas salud y no requieras de mis servicios, ese que todos dan por sentado, gritan cuando falta, pero que muy pocos se esfuerzan en cuidar.

Soy médico, soy madre, soy humana, soy cubana.

Soy inventora, soy costurera, soy cocinera, soy abogada.

Soy maestra de mis hijos cuando su profesora falta, soy la que cada noche no duerme pensando en el mañana.

Soy la que ama su trabajo, pero que de vez en cuando falta porque en el círculo no hay comida o la licenciada falla.

Soy a la que gritas por llegar tarde a su consulta sin pensar que tuve que dejar a mi hijo en manos de una vecina porque hoy la escuela no abrió porque no tenían quién enseñara.

Soy esa que se preocupa, que recorre el hospital desesperada, pensando que antes de las cuatro tengo que estar con mi niño en la casa.

Soy una mujer cansada, que cobra un salario miserable y que cada día piensa ir a limpiar pisos en una casa para que le alcance el dinero y a su hijo no le falte de nada.

Soy una persona humilde que cometió errores en su vida, uno de ellos poner su futuro en las manos de la medicina.

A veces me pregunto «¿y qué hago?». He estudiado tanto, seis años de carrera, otros cuatro para formarme más a fondo. Tiempo libre invertido en aprender lo que me gusta para al final dejarlo todo por unos billetes que tanta falta me hacen. Miro tu cara enferma y dejé de sentir. No me importa en absoluto quién se sienta al frente mío. No me importa si tiene dolor, si hay pensamientos que lo atormentan. No me importa su presión y la cifra de su glucemia. Solo me importa mi hijo y las veces que tiene hambre, las veces que yo me quito mi comida para alimentarle. Solo me importa las veces que me he perdido su infancia para estar frente a ti y curarte las desgracias.

No me importa nada, cuelgo la bata, me marcho. Me iré para alguna cafetería en la que sepa que estén contratando. Me iré a vender pizzas, a cuidar ancianos, me iré a limpiar el piso de aquel al que la vida lo ha tratado bien. Me iré y volveré a la casa con el dinero para que mi hijo mañana vaya con su barriga llena a aprender en la escuela.

Espero que goces de buena salud en el momento que leas mi carta. (A manera de carta a un dirigente cubano). 

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Uno

Señores este...aunque algunos no s den cuenta o no quieran reconocer ,no x malos sino x adoctrinamiento a q hemos sido sometidos x más de 6 décadas x el legado del q algunos lo creían y aún lo creen casi un dios...todas estas opiniones(reconozca lo d una vez)opiniones de eternos problemas y causales económicos de escaceces materiales ,d alimentación y d todo tipo...tienen su origen en la acción y dirección q nos legó un solo y eclipsante_convencedor d multitudes, hombre q condujo una nación completa x un camino d adoctrinamiento,manipulación,mano dura, inflexibilidad, inculpación a otros d sus descalabrados caprichos...y como todo buen manipulador ,logró el convencimiento y el eclipsamiento d muchos ese hombre ,marcó este pueblo hasta nuestros días,pero muchos nos hemos dado cuenta d q los desaciertos d alguien tan importante pueden torcer el curso d la vida d toda una sociedad incluso cdo ya no está...la muestra Cuba era un país de inmigrantes antes d 1959(siempre, emigrante va d lugar mal ,d mal nivel d vida a otro ,q al menos tenga sueño y esperanza de mejor vida)(si Cuba estaba mal antes del 59....como estarían España,China, Polonia, Arabia, Haití,etc,etc)...reflexionen...con este FALLIDO sistema impuesto,aunque algunos no lo reconozcan o no les conviene reconocerlo, no hay nadie en este mundo,así sea de Haití ,q desee inmigrar a esta nación...xque la verdad s q aquí no hay esperanza d mejoría y lo q cada día se acumulan más y más problemas y... el NTV.. .va x un lado....y la dura vida del cubano ..va x otro....causa reconozcalo....d una vez....el mal legado...
Uno

NNC

"Es injusto que una generación que confió en el sistema se vea ahora en situación de escasez y dependencia". Soy una madre cubana de 77 años de edad y tomo prestada esa reflexión de una de las testimoniantes porque podría haberla dicho yo o cualquier otra madre contemporánea conmigo. Interesante este texto. Muchas gracias a su autora.
NNC

Marilyn

Es muy difícil para las mujeres que quisieran tener hijos realizar su sueños de maternidad hoy en día en Cuba
Marilyn

César

Largo y aburrido compendio de opiniones que son las mismas,que comulga el Toque y por los que recibe sus jugosos estipendios. Cuanto de positivo puede hablarse de este tema, pero el que paga manda.

Sanson

Son la realidad aunque trate de disimular con cortinas de humo. La realidad es que desde el 59 el país se ha ido yendo abajo hasta el punto que ya nadie camina con zapatos y todos comen de limosnas. Por que cree que los cubanos se escapan cuando pueden. Cuba nunca ha sido tan dependiente ni tan miserable como ha sido desde que apareció el barbudo con sus infulas y sus mentiras que se encargo de ir destruyendo todo lo que existía tanto en lo material como en lo moral
Sanson
César

Julio César Figueras Baldoquin

Es una realidad lo que estas grandes madres y heroínas hacen pero también sería muy interesante que usted le pregunté a madres no profesionales como estas amigas suyas es a las que limpan un hospital las que barren calles y otras que han tenido que dejar su vida para cuidar a otros las de abajo eso sí es muy triste y a pesar de ser técnico medio fotografo preparador físico y maestro de artes marciales y masajista mis alumnos son de hijos de esas madres que no saben hoy o mañana que le van a hacer para que sus hijos coman esos testimonios si son fuertes pero igual que Dios las bendiga y ojalá que el viento cambie para mejor de todas estas madres y heroínas de este país y ojalá que mi punto de vista no moleste pero si lo hace es porque en realidad la verdad molesta a los que tienen todo y piden que otros resistan sin que estos no ya no pueden mas mi mas grande respeto para todas las madres
Julio César Figueras Baldoquin

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