Los datos del VIII Estudio sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, presentado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, reflejan la magnitud de la crisis en la isla. El 72 % de la población identifica los apagones como su mayor problema, reñido con la escasez de alimentos (71 %).
Teresa tiene casi 70 años y vive en una casa amplia, de las que en otros tiempos fueron símbolo de estabilidad y orgullo familiar. Hoy, esas paredes grandes se han convertido en un espacio oscuro y vacío.
Johana Tablada, recién nombrada embajadora de Cuba en México, minimizó en una reciente entrevista la crisis de la basura en la isla y ofreció una versión distorsionada del problema. En lugar de reconocer la acumulación de desechos en calles y comunidades, la funcionaria sostuvo un discurso que invisibiliza la magnitud del deterioro ambiental y sanitario, y que se enmarca en la estrategia oficial de desinformación.
A partir de los reportes ciudadanos de los cubanos en las redes sociales, elTOQUE compila los siguientes videos en lo que hemos denominado El noticiero de la gente.
Tras perderlo casi todo en cuatro huracanes, Hilda vive desde hace 17 años en una casa en ruinas, sin ayuda oficial y con la amenaza constante de que el próximo ciclón la dejen en la calle a ella, su hija y su nieta de cinco años.
Mientras el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel recorría «sitios de interés» en La Habana para revisar planes de restauración e inversiones, otro cubano perdió la vida en un derrumbe. En los últimos dos meses, múltiples derrumbes han afectado a varias familias cubanas. Tras las lluvias intensas y las inundaciones, se acentúa la precariedad del fondo habitacional.
«En Cuba no hay nadie pasando hambre», dijo el canciller Bruno Rodríguez en 2021. El video volvió a circular por estos días, pero la falsa narrativa no ha cambiado: negar lo evidente.
La columna de Jorge Fernández Era: «Aquí no sabes por dónde explotará la cosa: si por el peso del pan de la bodega, si por las colas de los cajeros automáticos o si por la intervención del Marrero ese». Horas después de entregar esta edición de su columna semanal, Jorge Fernández Era fue detenido y agredido por agentes de la Seguridad del Estado mientras intentaba ejercer su derecho a la protesta cívica, como cada día 18. El humor sagaz de Era es la respuesta a la violencia brutal de la dictadura.
Marilú y su hijo Gerardo sobreviven al margen de todo. Ella vive con ictiosis, una enfermedad que le ha quitado casi la visión. Él carga con las secuelas de una meningoencefalitis que lo afectó en la infancia. Los vecinos aseguran que ambos viven en extrema pobreza. 
Entre anuncios relacionados con el aumento de las pensiones o la aprobación del nuevo mercado cambiario, Manuel Marrero trató de suavizar el rechazo público reciente hacia la gestión de Gobierno —acentuado por la crisis económica, el desprestigio institucional y la polémica salida del cargo de la ministra de Trabajo y Seguridad Social—.
Canel quiere que la ministra del MTSS se lleve los platos rotos. Pero esas manos no alcanzan para tapar el desastre.
Marta Elena Feitó Cabrera, titular del MTSS, afirmó que en Cuba «no hay mendigos». Las declaraciones de la ministra desinforman y contradicen otras cifras oficiales y la realidad misma de los cubanos.
En varias provincias, no se ejecutaron los presupuestos para atender a las personas «vulnerables». El primer ministro Manuel Marrero se enteró en una reunión del Consejo de Ministros y preguntó si era falta de sensibilidad o de humanismo la no ejecución de esos recursos financieros. 
El Gobierno cubano aprobó nuevas normas que, en teoría, buscan proteger a las personas más vulnerables. Pero detrás del lenguaje del «cuidado» se esconde un enfoque que criminaliza la pobreza y delega responsabilidades en las familias. 
La narrativa oficial intenta maquillar lo que ya es visible en cada esquina: la pobreza y el abandono no se esconden con eufemismos. Mientras se criminaliza la vulnerabilidad, miles de cubanos —sobre todo ancianos— sobreviven entre la precariedad y la indiferencia institucional.
Tres veces han perdido su vivienda dos ancianos que viven en Consolación del Sur, provincia Pinar del Río. Tres veces han vivido el desamparo tras el paso de un huracán. En ninguna de las tres ocasiones han tenido cómo ni con qué reconstruir su vivienda. 
En un salón climatizado, dirigentes cubanos realizan un balance mientras, en las calles de Guantánamo, Griselda busca alimento con una pensión de menos de 1 500 CUP. Su suerte depende de lo que le den, de lo que encuentre. 
Algunos hijos podrán reunirse con mamá en esta Navidad porque pudieron ajustar tiempos y boletos, pero la mayoría no puede volver a casa: no alcanza el dinero, no les permiten regresar. No saben cuándo será posible el reencuentro. Parece que mamá no le importa a nadie.
Los dirigentes del Partido Comunista piden resistencia sin tomar las medidas necesarias para detener el empobrecimiento de las familias de la isla.
Es difícil vislumbrar una transformación sustancial en la isla sin cambios profundos en las políticas económicas y en la gestión de los recursos. Por ahora, los desafíos parecen superar las proyecciones del oficialismo.
Mientras la oscuridad se abre paso en el país, el Gobierno vuelve a activar la retórica de «resistencia creativa», una narrativa que intenta camuflar la incapacidad estatal ante las múltiples crisis que hoy inciden en la vida de los cubanos.
En las horas más duras del 21 de octubre de 2024, los pobladores de Imías y San Antonio del Sur estaban solos.
A continuación intentaré darles una idea de las condiciones de vida mías, y de mis vecinos, en un pequeño municipio de la provincia Villa Clara. Algo peores a las de La Habana, pero en general semejantes a las del resto de los cubanos que habitan fuera de aquella ciudad.
Los reportes de prensa en los últimos años demuestran que la irregularidad del suministro de gas licuado es cíclica. El desabastecimiento más reciente no parece estar cerca de terminar ni mucho menos de ser la última crisis.
El Gobierno asegura que la crisis es consecuencia de la falta de equipos y problemas con el suministro eléctrico, pero las cifras y la realidad parecen mucho más alarmantes.

pobreza en Cuba

Entre los apagones y el hambre, el 92 % de los cubanos desaprueba al Gobierno, según ONG
Los datos del VIII Estudio sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, presentado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, reflejan la magnitud de la crisis en la isla. El 72 % de la población identifica los apagones como su mayor problema, reñido con la escasez de alimentos (71 %).
Teresa tiene casi 70 años y vive en una casa amplia, de las que en otros tiempos fueron símbolo de estabilidad y orgullo familiar. Hoy, esas paredes grandes se han convertido en un espacio oscuro y vacío.
Tras perderlo casi todo en cuatro huracanes, Hilda vive desde hace 17 años en una casa en ruinas, sin ayuda oficial y con la amenaza constante de que el próximo ciclón la dejen en la calle a ella, su hija y su nieta de cinco años.
La columna de Jorge Fernández Era: «Aquí no sabes por dónde explotará la cosa: si por el peso del pan de la bodega, si por las colas de los cajeros automáticos o si por la intervención del Marrero ese». Horas después de entregar esta edición de su columna semanal, Jorge Fernández Era fue detenido y agredido por agentes de la Seguridad del Estado mientras intentaba ejercer su derecho a la protesta cívica, como cada día 18. El humor sagaz de Era es la respuesta a la violencia brutal de la dictadura.
Canel quiere que la ministra del MTSS se lleve los platos rotos. Pero esas manos no alcanzan para tapar el desastre.
El Gobierno cubano aprobó nuevas normas que, en teoría, buscan proteger a las personas más vulnerables. Pero detrás del lenguaje del «cuidado» se esconde un enfoque que criminaliza la pobreza y delega responsabilidades en las familias. 
En un salón climatizado, dirigentes cubanos realizan un balance mientras, en las calles de Guantánamo, Griselda busca alimento con una pensión de menos de 1 500 CUP. Su suerte depende de lo que le den, de lo que encuentre. 
Es difícil vislumbrar una transformación sustancial en la isla sin cambios profundos en las políticas económicas y en la gestión de los recursos. Por ahora, los desafíos parecen superar las proyecciones del oficialismo.
A continuación intentaré darles una idea de las condiciones de vida mías, y de mis vecinos, en un pequeño municipio de la provincia Villa Clara. Algo peores a las de La Habana, pero en general semejantes a las del resto de los cubanos que habitan fuera de aquella ciudad.
Johana Tablada, recién nombrada embajadora de Cuba en México, minimizó en una reciente entrevista la crisis de la basura en la isla y ofreció una versión distorsionada del problema. En lugar de reconocer la acumulación de desechos en calles y comunidades, la funcionaria sostuvo un discurso que invisibiliza la magnitud del deterioro ambiental y sanitario, y que se enmarca en la estrategia oficial de desinformación.
Mientras el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel recorría «sitios de interés» en La Habana para revisar planes de restauración e inversiones, otro cubano perdió la vida en un derrumbe. En los últimos dos meses, múltiples derrumbes han afectado a varias familias cubanas. Tras las lluvias intensas y las inundaciones, se acentúa la precariedad del fondo habitacional.
Marilú y su hijo Gerardo sobreviven al margen de todo. Ella vive con ictiosis, una enfermedad que le ha quitado casi la visión. Él carga con las secuelas de una meningoencefalitis que lo afectó en la infancia. Los vecinos aseguran que ambos viven en extrema pobreza. 
Marta Elena Feitó Cabrera, titular del MTSS, afirmó que en Cuba «no hay mendigos». Las declaraciones de la ministra desinforman y contradicen otras cifras oficiales y la realidad misma de los cubanos.
La narrativa oficial intenta maquillar lo que ya es visible en cada esquina: la pobreza y el abandono no se esconden con eufemismos. Mientras se criminaliza la vulnerabilidad, miles de cubanos —sobre todo ancianos— sobreviven entre la precariedad y la indiferencia institucional.
Algunos hijos podrán reunirse con mamá en esta Navidad porque pudieron ajustar tiempos y boletos, pero la mayoría no puede volver a casa: no alcanza el dinero, no les permiten regresar. No saben cuándo será posible el reencuentro. Parece que mamá no le importa a nadie.
Mientras la oscuridad se abre paso en el país, el Gobierno vuelve a activar la retórica de «resistencia creativa», una narrativa que intenta camuflar la incapacidad estatal ante las múltiples crisis que hoy inciden en la vida de los cubanos.
Los reportes de prensa en los últimos años demuestran que la irregularidad del suministro de gas licuado es cíclica. El desabastecimiento más reciente no parece estar cerca de terminar ni mucho menos de ser la última crisis.
A partir de los reportes ciudadanos de los cubanos en las redes sociales, elTOQUE compila los siguientes videos en lo que hemos denominado El noticiero de la gente.
«En Cuba no hay nadie pasando hambre», dijo el canciller Bruno Rodríguez en 2021. El video volvió a circular por estos días, pero la falsa narrativa no ha cambiado: negar lo evidente.
Entre anuncios relacionados con el aumento de las pensiones o la aprobación del nuevo mercado cambiario, Manuel Marrero trató de suavizar el rechazo público reciente hacia la gestión de Gobierno —acentuado por la crisis económica, el desprestigio institucional y la polémica salida del cargo de la ministra de Trabajo y Seguridad Social—.
En varias provincias, no se ejecutaron los presupuestos para atender a las personas «vulnerables». El primer ministro Manuel Marrero se enteró en una reunión del Consejo de Ministros y preguntó si era falta de sensibilidad o de humanismo la no ejecución de esos recursos financieros. 
Tres veces han perdido su vivienda dos ancianos que viven en Consolación del Sur, provincia Pinar del Río. Tres veces han vivido el desamparo tras el paso de un huracán. En ninguna de las tres ocasiones han tenido cómo ni con qué reconstruir su vivienda. 
Los dirigentes del Partido Comunista piden resistencia sin tomar las medidas necesarias para detener el empobrecimiento de las familias de la isla.
En las horas más duras del 21 de octubre de 2024, los pobladores de Imías y San Antonio del Sur estaban solos.
El Gobierno asegura que la crisis es consecuencia de la falta de equipos y problemas con el suministro eléctrico, pero las cifras y la realidad parecen mucho más alarmantes.